martes, 19 de junio de 2012

Evelyn, la pesadilla de la trata de mujeres

"Quería hablar de por qué una mujer termina ejerciendo la prostitución, qué pasa en el cerebro para que, de la noche a la mañana, pase de ser una chica sin mayores problemas a sonreír y ofrecer su cuerpo".
"Yo me pregunto, ¿por qué una esclava sexual no escapa? Esta película refleja el mundo mental de una mujer víctima de la trata de blancas. El entramado de complicidad que le hace creer que realmente su trabajo es mejor que el de una cajera".
"A la prostituta la convierten en una zombie, en un trozo de carne desposeído de autoestima con la personalidad fragmentada y dividida". 
Isabel de Ocampo, directora de cine

"La forma más común de la delincuencia femenina es la del comportamiento sexual antisocial, la prostitución (...) ¿Qué lleva a la joven a realizar esta conducta? Más allá de las múltiples circunstancias descubrimos una tendencia a la autodestrucción, que está presente en las pautas psicológicas de todas las prostitutas".
"Las prostitutas tienen una problemática psíquica grave. La prostitución debe estar orientada como cualquier enfermedad psicológica".
Hilda Marchiori, psicóloga criminal

"Muchas veces los poderes públicos han hecho campañas en las cuales nuestra dignidad se ve por los suelos. Se nos ha dicho que somos portadoras de enfermedades físicas y psíquicas, y eso con fondos públicos pagados. Eso es indignante. La única enfermedad física y mental es la que la sociedad me está transmitiendo por mi opresión continua a no tener derecho a mi trabajo. Eso es la realidad. ¿Secuelas psicológicas? Las tenemos, pero no porque yo alquile mi cuerpo. Las tengo porque la sociedad mira para otro lado cuando reclamo mis derechos, porque recibo agresiones todos los días en donde, a nivel de justicia, no se me cree nada. Las secuelas psicológicas son el desamparo que la administración está ocasionando. Esas son las secuelas psicológicas, porque secuelas psicológicas por alquilar mi cuerpo, me parece fuera de lugar".
Mónica Blanco Martín, prostituta transexual

"Es muy clásica y muy antigua la idea de pensar que las mujeres que ejercen la prostitución libremente no están bien de la cabeza, está muy extendida esa idea porque lo que se entiende es que una mujer nunca quiere practicar el sexo con más de un hombre a la vez al día (...) A mí, sinceramente, por empatía con las mujeres con las que trabajo me duele cuando se dice que una mujer que ejerce la prostitución voluntariamente está de psiquiátrico, es fortísimo. Me parece eso fortísimo, me parece muy fuerte, muy fuerte (...) Secuelas de prostitución. Pues hay secuelas, sobre todo yo creo que la más grave es el estigma social, o sea, que una persona por haber ejercido la prostitución durante unos años sea calificada durante toda su vida como puta me parece que eso es una secuela gravísima y que le hace daño a cualquiera".
Estefanía Acién González, trabajadora social de la APDHA



Los prejuicios que tienen ciertas personas les impiden aceptar la realidad, por numerosas que sean las evidencias que se muestren. Son capaces de elaborar las teorías más peregrinas para no reconocer las cosas tal y como son, creando explicaciones absurdas y sin la menor consistencia pero que les sirven para crearse un mundo de certezas que les dé seguridad. Se hace necesario establecer una doctrina oficial inquebrantable, que permita responder a la razón con violencia y a las invitaciones al diálogo con fanatismo.

El dogma abolicionista de la prostitución se encuentra con ciertos escollos que ha de superar. Su discurso monolítico funciona bien cuando no encuentra oposición, cuando discurre por la autopista del pensamiento único, pero cuando sale al campo a través de la realidad no puede evitar toparse con continuos baches. No logran explicar el aumento de la prostitución en sociedades cada vez más abiertas e "igualitarias", ni su cada vez mayor incidencia entre el público femenino, ni que la edad media de los demandantes del sexo de pago sea cada vez menor, ni el hecho de que prácticamente la totalidad de las prostitutas declaren que han elegido voluntariamente (aunque normalmente condicionadas por una serie de circunstancias, eso no lo negamos) su actividad y se encuentran a gusto en ella, ni que aborrezcan a las feministas, ni su recelo de las instituciones públicas y obstinada negativa a colaborar con las fuerzas de seguridad... ¿Es que se han vuelto locas? Sí, debe ser eso. La prostitución tiene que afectarlas tan gravemente que las deja autistas, irrecuperables, incapaces de distinguir lo bueno de lo malo. ¡Si están tan tocadas de la cabeza que llegan a defender a sus explotadores, prostituidores y proxenetas! ¡Qué mayor prueba cabe de que están como un cencerro!

La directora de "Evelyn" asegura que las prostitutas no escapan de sus proxenetas porque están "manipuladas psicológicamente". Sólo así, catalogándolas de enfermas, es posible explicar que sistemáticamente lleven la contraria a sus bienintencionadas redentoras.



Si establecemos que las prostitutas están chifladas se logra superar estas dificultades, ¿quién coño va a discutir con un loco(a)? Ya no hay nada de lo que hablar y tenemos la excusa perfecta para 'ayudarlas', aun en contra de su voluntad (dicen que las perjudicamos, jajaja, ¡piradas!). Pero lo mejor de todo es que mantenemos inamovibles tanto nuestras convicciones como nuestro sistema de valores. Eso es lo verdaderamente importante, ¿se imaginan las consecuencias de aceptar que pudieran tener razón? Esas... putas asquerosas (puajjj!) podrían mirarnos a la cara, hablarnos de tú a tú, serían tan respetables como cualquier persona 'decente'. ¿Es eso lo que queremos, que nuestra hija vea como un futuro profesional aceptable abrirse de piernas o que nuestro retoño nos diga tranquilamente que se va a casar con una pelandrusca? ¡Sobre mi frío cadáver! Grrrr.

Esta explicación que patologiza a las prostitutas no es nueva, siempre ha sido más sencillo excluir al diferente que tratar de comprenderle y más cuando se trata de un tema tan sensible como es el de la sexualidad (tenemos un ejemplo claro de ello en homosexuales y transexuales, históricamente etiquetados de "enfermos"). Además de esta manera se consigue responsabilizar a la otra parte por completo, quedando uno libre de culpa: "no, yo no soy el intolerante, ¡el otro es el 'raro'!". ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien salirse de la norma? Es necesario homogeneizar la sociedad, a la fuerza si es necesario (y creedme que así será) por medio de multas, castigos y otras medidas coercitivas. Nosotros, los dirigistas, los ingenieros sociales, los iluminados, los PROGRES sabemos mejor que nadie qué le conviene a la sociedad en su conjunto. Os vamos a moler a palos y encima debéis estarnos agradecidos. Oooh, sííííí, menudo subidón.

"Evelyn" es una película que reproduce los estereotipos que las organizaciones pro-derechos tratan de desmontar como que las prostitutas llegan engañadas. Efectivamente, este tipo de casos pueden darse pero quienes conocemos el fenómeno de la prostitución en España denunciamos que no es una realidad generalizable, sino que las chicas suelen venir bien por sus propios bien mediante la ayuda de familiares y/o amistades.



Pues de esta premisa parte Isabel de Ocampo. Tras su primer corto, en el que vomitó sus ideas preconcebidas sobre la prostitución, vuelve a la carga con un largometraje en el que nos muestra el tormento al que se ven sometidas las prostitutas en España. Con todo lo horrible que tendrían las humillaciones, agresiones y violaciones contínuas que sufrirían, lo peor sería que todo este maltrato psicológico llegaría a doblegar su voluntad haciendo que pasasen por el aro (ninguna, ¡absolutamente ninguna! mujer accedería a prostituirse por su propio pié) y lleguen a adaptarse e incluso a desear su enfermizo estilo de vida.

Y es que esta señora se tomó la molestia de hablar con prostitutas, las cuales -para su sorpresa- la confesaron haber entrado en la prostitución por iniciativa propia y estar a gusto en su trabajo. Además varias de ellas se habían casado con sus torturadores, mal llamados clientes, y sólo tenían buenas palabras para el explotador de su proxeneta. Obviamente no vamos a aceptar sus testimonios, eso significaría tener que modificar nuestras ideas. Es preferible cambiar la realidad para que se adapte a las pétreas creencias que mantenemos. ¿Cómo explicamos esta disonancia? Sencillo, con otro mecanismo típicamente progre, la huida hacia adelante. Si las putas no tienen suficientes problemas, ahora añadimos que están tronadas. Toma, toma, toma, por no dejarte ayudar. Desagradecida. Así las acallamos y tenemos una justificación adicional para atacar a la prostitución. ¿Que se sostiene con alfileres? Joder, cuanto más increíble mejor, a los parroquianos les gustan las buenas historias.

Isabel de Ocampo desea subrayar el compromiso social que mantiene en su película, filmada con el objetivo de que una realidad tan oculta y desconocida como la trata de personas con fines de explotación sexual salga a la luz. Muchos tememos que en vez de beneficiar a las prostitutas las esté perjudicando al asentar estereotipos que las estigmatizan y que permiten legitimar la situación de falta de derechos y desprotección jurídica que padecen.



Tras las críticas, ahora vienen las alabanzas. He de reconocer que de todas las películas sobre la prostitución rodadas en España, ésta es la mejor. ¿Incluso que la tan alabada "Princesas"? Sí, porque Ocampo en esta ocasión bajó al terreno y habló con varios de los actores sociales vinculados al mundo de la prostitución, entre ellos asociaciones, cuerpos policiales, prostitutas y un proxeneta preso. Ah, y al menos con un cliente, conmigo (aunque no se acordó de mencionarme en los créditos, vaya). La película sigue una linea trafiquista oficial, sin embargo también tiene varios puntos que se salen de ella y sobre los que quiero que el espectador fije su atención.

El primer problema que ha de afrontar Isabel en su relato es el hecho de que las prostitutas que ha encontrado la manifiesten hacerlo de manera voluntaria, como me contó. Ella misma relata que el motivo fundamental de ejercer la prostitución es el económico, me consta que sabe que la inmensa mayoría de las chicas no sólo sabían a lo que venían sino que perdían el culo por trabajar en España. Pero eso no vende, no es "políticamente correcto" decirlo y sobre todo no la habría permitido obtener la financiación y el apoyo con el que ha contado para llevar a cabo su película. Ya he contado en otras ocasiones cómo los trabajos serios de auténticos investigadores profesionales como José Luis Solana, José López Riopedre, Marta Casal Cacharrón o Dolores Juliano Corregido han desmontado el mito de la trata. No quiero quitarle importancia a este delito, sino ponerlo en su sitio: cualquier persona que se acerque honestamente al mundo de la prostitución ha de reconocer que el uso del engaño (caso de Evelyn) o la fuerza (Doina, la protagonista del anterior corto de Isabel) para inducir a las mujeres a que se prostituyan es realmente anecdótico.

Sencillamente no compensa buscarse problemas con una loca habiendo COLAS de mujeres que desean ejercer la prostitución para mejorar su situación económica. Las propias chicas que recogen a Evelyn quedan alucinadas al encontrar a una que no sepa a lo que viene: lo de trabajar de camareras, en peluquerías, en salas de belleza o en el servicio doméstico son las excusas que emplean ante su familia para evitar el estigma que supone trabajar en la prostitución.

Así es como nos cuentan que les va a las "víctimas de trata". Pero todas estas historias no son más que cuentos chinos creados por organizaciones altamente subvencionadas para tratar de frenar la inmigración hacia los países del primer mundo. Esas son las auténticas redes criminales que buscan engañar a las mujeres.



Otro aspecto que aturde a los abolicionistas es encontrarse con que muchas de las chicas vengan invitadas por amigas, vecinas y familiares. ¿Cómo es ésto posible, no llegan raptadas por "mafias internacionales"? Es necesario explicarlo y ponen a funcionar su máquina de distorsión, debe ser porque las que están aquí son amenazadas para traer a otras con las que seguir alimentando el infernal negocio de la prostitución. Pues no, como cuenta el sociólogo Ignasi Pons o la psicóloga Cristina Garaizábal (doy nombres para que ustedes vayan buscándoles en Internet) resulta que como la situación que se encuentran aquí es muy preferible a la que tenían en sus países de origen, optan por traer a sus conocidas. Frente al panorama de un trabajo precario, agotador y mal pagado existente en sus lugares de origen, la prostitución en España les ofrece una ocupación estable, cómoda y con un elevado salario. Algunas afirmaciones que se hacen en la película son muy ciertas, aunque se presenten como los engaños y estratagemas que se emplean para embaucar a la protagonista: que en un día se gana más que en un mes en su país, que en apenas unos meses puede juntar para una casa o que la deuda la puede pagar en unas semanas. Eso es un claro signo de que, esta vez sí, Isabel se ha documentado sobre la prostitución. De hecho muestra cómo se envía dinero a su casa (eso lo haría en realidad la chica, no el dueño del club, pero es otra licencia que se concede De Ocampo), algo realmente raro en el caso de que fuese una mafia que la esclaviza. Y es que necesita contar de alguna forma lo que ocurre en la prostitución pero no encuentra cómo hacerlo, ¿cómo explicar las continuas remesas que envían las chicas a casa? No las sería posible hacerlo si estuviesen encerradas o esclavizadas.

¿Por qué no se marchan las chicas? También ha de dar respuesta a esta cuestión, aunque de acuerdo al discurso abolicionista las chicas vivirían encerradas en condiciones de esclavitud ella tuvo que rodar en un club y constató que no era así. Que debía haber algo más que las llevase a permanecer con sus explotadores, pues no era creíble que tan pocas escapasen o denunciasen ya que tenían oportunidades para hacerlo. ¿No son tan frecuentes los operativos policiales? ¿Por qué las mujeres se niegan reiteradamente a colaborar con las autoridades? La respuesta que ella da es que las mujeres se transforman mentalmente, que sufren tal alteración de su personalidad que se modifica su visión del mundo. Es decir, que al principio rechazan la prostitución pero por algún extraño mecanismo... ¡las acaba gustando! Se "emputecen", como decía la escort mexicana Natalia Cervantes. Exacto, ese es el proceso que le da subtítulo a este blog: la prostitución no es una actividad neutra sino que tiene unos efectos, que Doña Isabel considera extremadamente perniciosos y en cambio yo valoro de manera muy positiva. Al ejercer la prostitución (o acudir a prostitutas) se van perdiendo miedos, prejuicios, vergüenzas... y se va ganando autoconfianza, tolerancia, libertad... Son estos efectos de la prostitución sobre la personalidad, esa "transformación mental" que Ocampo señala, uno de los principales motivos que me llevan a defenderla. Suelo decir que soy un hijo del puterío, pues gracias a ella he logrado resocializarme modificando mis creencias y valores.

De todos modos sí que hay que hacerle una corrección al filme, las chicas pueden -y suelen- escaparse de los sitios cuando las condiciones les resultan abusivas o no quieren pagar la deuda. Deuda que, por cierto, provoca la restrictiva legislación al dificultar el proyecto migratorio de manera autónoma (necesidad de entrar como turista, llevar dinero de viaje o contar con reserva hotelera pagada). He encontrado varios casos de chicas que han dejado plantado al propietario del club, y también lo han hecho los investigadores anteriormente mencionados. Traer una chica a España es una inversión, que como tal conlleva riesgos. El negocio del empresario no consiste tanto en el pago de la deuda (que se paga muy pronto, en semanas e incluso días) como en mantener ocupadas las "plazas" del club. Y 70 pavos por chica y día es la tarifa de un sitio bueno, no del cutre que se nos muestra. Que aquí Isabel ha cogido solo lo que la interesaba.

Otra historia que representa el engaño y posterior explotación a la que es sometida una mujer. Es remarcable el empeño existente por combatir estas mafias de trata mientras se silencian las deportaciones de inmigrantes, auténticos traslados de personas en contra de su voluntad realizados bajo el amparo de los poderes públicos.



Pasemos a la parte más dura del filme, la de las consecuencias si no trabaja. ¿Qué sucede con una chica que no paga el hospedaje? De acuerdo con lo que me han contado mis conocidas, si alguna no hace dinero en unos días acaba marchándose a otro sitio: sencillamente ni al dueño ni a ella les interesa semejante situación. Es cierto que a nosotros el alquiler puede parecernos abusivo (son más de 2 mil pavos al mes), pero hay que tener en cuenta que por lo que se está pagando no es sólo el alojamiento, la comida y los servicios sino también por el nombre de un club con una clientela asentada. Agradezco la honestidad de la directora al no mostrar las agresiones y palizas que recibirían las chicas según la versión abolicionista, eso nuevamente muestra que llegó a conocer este fenómeno y no pudo hallar la menor evidencia de ello. Los chulos, efectivamente, no las pegan pues así no podrían trabajar sino que las encierran. Invariablemente, las chicas me cuentan que la experiencia más traumática que han tenido escuando han estado presas aunque en ámbito de club todo lo más que han de soportar es alguna redada y ofercerles servicios gratis a los proxenetas.

¿Entonces es que estoy reconociendo que existen chulos y mafias? Claro, nunca lo he negado. De hecho considero que constituyen el mayor problema para las prostitutas, ya que son los principales interesados en que este colectivo no vea reconocido ningún derecho y así se pueda abusar de él impunemente. Decía antes que esta película me ha gustado porque, a pesar de las apariencias, no es nada ortodoxa. Es la primera vez que se sugiere que podría haber pago a policías (a los locales, cuando Evelyn está en la cocina... ¿por qué habría que pagarles? ¿no quieres indagar en esto, Isabel?) y que se pone encima de la mesa el "extraño" comportamiento de las chicas cuya falta de colaboración con la policía resulta desconcertante para quien no conozca este mundo por dentro. Los agentes necesitan explicar de algún modo el escasísimo número de denuncias que presentan, y eso que se valen en comisaría de todo tipo de chantajes, amenazas y extorsiones (por ejemplo, una chica me ha contado la semana pasada que la ofrecieron devolverle el dinero y las pertenencias que la habían incautado en su domicilio si firmaba un papel inculpando de proxenetismo a un familiar). ¿Por qué no confían en la policía? ¿Acaso se fían más de sus explotadores, que les dicen "policía mala"? ¿Tanto miedo tienen de que las deporten, si lo que quieren es regresar a su país? No, esa es la versión de las autoridades que tan fuertemente contrasta con las de las chicas. Invariablemente las mayores quejas que las prostitutas me trasladan, particularmente las que ejercen en medio abierto (calles, carreteras y polígonos), son los excesos en los que incurren los uniformados como he denunciado hasta la saciedad en este blog. Los dueños de clubs, como he mostrado con las declaraciones de los portavoces de ANELA y CATTELEIA, también señalan que su principal preocupación es la irregularidad de las actuaciones policiales cuyas extralimitaciones serían tan graves como corrientes. Las chicas no recelan de los policías y protegen a los dueños de los clubs porque estén locas, sino porque están muy cuerdas, porque saben quién abusa de ellas y quién se ve sometido a su misma situación de vulnerabilidad y desamparo legal. Claro que hay chulos, amigos míos, sólo que hay que escuchar a las chicas y fijarse un poquito para saber quiénes son.

Termino dejándoles con este breve documental sobre la trata de personas en América realizado por el comunicador Nelson Vilca. Nuevamente asistimos al torpe intento de manipular mediante el empleo de una serie de imágenes que no muestran ninguna prueba, con melodías dramáticas como telón de fondo. Necesitan recurrir a representaciones de la trata porque en realidad no tienen nada. Lo que más me angustia de estas campañas contra la trata es que desvían nuestra atención de los auténticos crímenes que se cometen contra las trabajadoras del sexo.



Aunque pueda pecar de tremendista, Evelyn es una película que recomiendo al 100%. Hay que entender que son inevitables unas concesiones al cine comercial y, sobre todo, al institucional. De Ocampo ha logrado deslizar varios cuestionamientos a la doctrina abolicionista oficial que son de agradecer, eso por no hablar de que en su afán por tratar de desvelar la psicología de las prostitutas lo que hace es revelarnos sus propios prejuicios y problemas mentales. ¿Para cuándo una película sobre las abolicionistas y sus neuras?



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