martes, 27 de noviembre de 2012

Música: after dark (después del anochecer)

Continuando con la serie de canciones de bandas sonoras, la que he escogido para hoy os sonará a todos. La conocidísima "After Dark", tema central de la película "Abierto hasta el amanecer" (From dusk till dawn),  acompañó al soberbio baile de Salma Hayek.

Cada uno interpreta las canciones como quiere, aunque os suene un poco forzado para mí refleja los sentimientos que llegamos a tener algunos clientes al anochecer, cuando llegan las chicas (en muchas zonas la prostitución callejera sólo se encuentra de noche, y allí donde se da las 24 horas siempre vienen más chicas tras la puesta del Sol). Verlas es la mejor parte del día, ellas nos dan fuerzas para levantarnos e ir a trabajar (y luego hay quien dice que la prostitución es inútil, sin ella la productividad laboral caería en picado), son la obsesión que consume nuestros pensamientos, vidas y sueldos.

Disfrútenla:



AFTER DARK - TITO & TARANTULA

Watching her
strolling in the night, so white,
wondering why
it's only after dark...

In her eyes
a distant fire light burns bright,
wondering why
it's only after dark...

I find myself in her room,
feel the fever of my doom.
Falling, falling,
through the floor,
I'm knocking on the devil's door, yeah!

In the dawn
I wake up to find her gone
and the note
says "only after dark".

Burning, burning, in the flame.
Now I know her secret name.
You can tear her temple down,
but she'll be back and rule again, yeah!

[In my heart a deep and dark
and lonely part
wants her and waits for
after dark (x4)]



TRADUCCIÓN

Mientras la miro
paseando por la noche, tan blanca,
me pregunto por qué
está sólo después del anochecer...

En sus ojos
un distante fuego luminoso arde brillante,
me pregunto por qué
está sólo después del anochecer...

Me encuentro en su habitación,
siento la fiebre de mi perdición.
Cayendo, cayendo,
a través del suelo,
estoy llamando a la puerta del Diablo, ¡sííí!

Al amanecer
cuando me despierto ya no está
y la nota
dice "sólo después del anochecer".

Ardiendo, ardiendo, en el fuego.
Ahora sé su nombre secreto.
Puedes demoler su templo*
pero ella regresará y volverá a mandar, ¡sííí!

En mi corazón una profunda, oscura
y solitaria parte
la desea y espera
después del anochecer


* N. del T.: probablemente en referencia al Evangelio según San Juan, Capítulo 2 versículo 19.



BONUS TRACK: Angry cockroaches (cucarachas enojadas), otro fabuloso tema de rock chicano perteneciente a la banda sonora de la película. En este caso sonó durante la pelea contra los vampiros.



Otros grandes homenajes a las mujeres de la noche:
· Música: pretty woman
· Música: me llaman calle
· Música: leather rebel
· Música: ahora que me dejas

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Las cinco mentiras de las abolicionistas sobre el trabajo sexual

Cuando comencé a interesarme en el aspecto discursivo de la prostitución, me sorprendieron no sólo lo distintos que eran los planteamientos sobre este fenómeno sino la descripción que se hacía del mismo. Como cualquiera puede comprobar, las afirmaciones de aquellas personas contrarias al reconocimiento legal de la prostitución (abolicionistas) son totalmente incompatibles con aquellas que sostienen quienes pretenden que esta actividad sea aceptada como un trabajo más (regulacionistas). Bueno, hay algunas que no, en las que ambos tienen razón. Por ejemplo, es cierto como dicen los regulacionistas que la inmensa mayoría de la prostitución se ejerce voluntariamente pero no les falta razón a los abolicionistas cuando señalan que el 90% del negocio se halla en manos de mafias. Aunque esto parece contradictorio, no lo es. Toda la gente que conozco trabaja voluntariamente, mas pocos pueden librarse del pago de impuestos.

Entonces, tal y como el último día les traje un texto de Lidia Falcón en el que nos mostraba las que ella consideraba las tres grandes falacias sobre la prostitución, hoy quiero reproducir la versión opuesta. Son "las cinco mentiras de las abolicionistas" según AIPPEL, asociación creada por el abogado navarro Juan Bautista Larráyoz Pérez. Aunque no concuerdo con algunas (la primera de todas debería ser la que colocan en tercera posición puesto que es el presupuesto de partida de las abolicionistas, es cierto que la mayoría de trabajadoras del sexo en la actualidad son extranjeras particularmente en los sectores más "populares" y no considero para nada un éxito la "legalización" de determinados países como la holandesa), no voy a entrar a discutirlas porque ese trabajo quiero que lo hagamos entre todos. Más que las razones que aduce, lo que quiero reflejar es cómo ambos discursos se desautorizan mutuamente.

Con lo que concuerdo más es con la férrea defensa que se hace de la libertad, ésa es la motivación de fondo por la que defiendo la prostitución. Lo que discutimos al fin y al cabo no es si una persona puede vender servicios de naturaleza sexual, sino si queremos vivir en una sociedad libre o en una totalitaria donde impere la imposición de unos valores a la mayoría por parte de una minoría dirigista.



Viernes, 26 de Febrero de 2010

Desde AIPPEL, como defensores de la libertad sexual, del derecho a prestar y a recibir libremente servicios sexuales y dentro de nuestra lucha por el reconocimiento del Trabajo Sexual como una profesión más, queremos rebatir las cinco mentiras más propagadas (hay más pero éstas son las más reiteradas) por las asociaciones abolicionistas.

Antes, es necesario señalar cómo, curiosamente, las asociaciones, colectivos y personas que trabajan sobre el terreno con las Trabajadoras y Trabajadores del Sexo, que comparten sus problemas, les ayudan y buscan soluciones, SON PARTIDARIOS (con diversos matices) de la regularización del Trabajo Sexual, mientras que las asociaciones abolicionistas presentan un discurso teórico, basado en cifras nunca contrastadas y sin tener jamás en cuenta los intereses ni los deseos de las Trabajadoras y Trabajadores del sexo, a las que ningunean y que ni por asomo llamarán Trabajadoras. En cuanto a los trabajadores del sexo varones, las abolicionistas simplemente los ignoran, no existen para ellas, tal es su odio de género.

PRIMERA MENTIRA: EL 95 % DE LAS TRABAJADORAS DEL SEXO ESTÁN OBLIGADAS POR LA FUERZA. Como nadie, ni la persona menos dotada de talento, puede creerse que 95 de cada 100 trabajadoras del sexo estén prestando sus servicios forzadas, nos mandan a “Paco el de las rebajas” y nos dicen que bueno, lo que quieren decir no es tanto que haya un “malo malísimo” con una estaca obligando a las chicas (de los chicos ya hemos visto que no hablan), a prestar servicios sexuales, sino que es la pobreza y la necesidad lo que las obliga a prostituirse, que si pudieran harían otra cosa.

¿Las personas que trabajan en invernaderos desean hacerlo o tal vez lo hacen por necesidad extrema?, ¿las mujeres que cuidan y limpian ancianos(a sus familiares les desagrada hacerlo), no lo hacen acaso por necesidad extrema?, si pudieran seguro que harían otra cosa (en estos oficios también la gran mayoría son personas extranjeras sin permiso de residencia) y podríamos poner infinidad de ejemplos de personas forzadas a ejercer profesiones que nadie quiere ni ellos/as mismos, que lo hacen solo por pobreza y necesidad extrema.

Ante esta mentira, AIPPEL DICE que: LA GRAN MAYORÍA DE LOS Y LAS TRABAJADORAS DEL SEXO ELIGEN LA PROFESIÓN. A nadie se le escapa que casi todos trabajamos para subvenir a nuestras necesidades. También es cierto que muchos, por no decir que la mayoría de los trabajadores y trabajadoras en España, no son precisamente felices en su trabajo. Recordemos el viejo chiste de Jaimito: “La señorona pregunta a Jaimito: ¿Vas a la escuela Jaimito? R.: ¡No hay más cojones señora!” Así todos trabajamos, en la industria del sexo, en la fábrica o incluso en una asociación abolicionista, como Jaimito iba a la escuela.

Desde AIPPEL afirmamos que las y los Trabajadores del Sexo están más contentos y felices con su trabajo que la mayor parte del proletariado español. Desde AIPPEL retamos a las organizaciones abolicionistas para que ofrezcan empleos remunerados a las Trabajadoras del Sexo. Si es cierto que están obligadas por la necesidad, de inmediato dejarán de ejercer para ocupar el puesto de trabajo ofertado y la prostitución femenina desaparecerá o quedará reducida a la mínima expresión. Es fácil. ¿Por qué no lo hacen?

SEGUNDA MENTIRA: CASI TODAS LAS TRABAJADORAS DEL SEXO SON EXTRANJERAS. Es cierto, y AIPPEL no ignora, que hay una mayoría de profesionales extranjeras y extranjeros en el sector. Pero no es menos cierto que entre las profesionales de “alto standing” hay muchas españolas (y españoles) y que son españolas y españoles la mayoría de las que ejercen la profesión de modo esporádico u ocasional o a tiempo parcial como una segunda profesión. Recientemente ha tenido eco en la prensa el caso de conocidas locutoras, actrices y presentadoras de televisión y radio que ejercen la profesión ocasionalmente y por suculentas sumas de dinero. La Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo, en una sentencia que ha redactado el magistrado José Luis Bermúdez de la Fuente, confirmó la orden de expulsión de una Agente de la Guardia Civil que bajo el pseudónimo de Claudia ejercía la prostitución en sus ratos libres en un Club. Y sin ir tan lejos, estudiantes, amas de casa, oficinistas, dependientas y funcionarias españolas se sacan sus buenos dineros ejerciendo la profesión en ratos libres, fines de semana o por temporadas. Quién sabe si quizá algún amable lector o lectora no ha tenido la ocasión de toparse en alguna aventura nocturna con una “belle de jour” . Si es así puede hacérnoslo saber en estas páginas, reservando, eso sí, la verdadera identidad, de nuestra compañera.

TERCERA MENTIRA: EL TRABAJO SEXUAL ES UNA FORMA DE VIOLENCIA DE GÉNERO. Resmas de papel y ríos de tinta han gastado ciertas feministas en teorizar sobre la sociedad patriarcal que históricamente ha venido oprimiendo a la mujer. Siguiendo estas teorías, las abolicionistas mantienen que el Trabajo Sexual femenino (olvidan siempre que también hay Trabajadores del Sexo masculinos, y en cuanto a los transexuales y travestis, mejor nos callamos porque la las feministas les dan “yuyu”), es una consecuencia de esta sociedad patriarcal que oprime y violenta a la mujer, por lo que para conseguir una verdadera igualdad de género, el trabajo sexual femenino debe ser abolido.

AIPPEL, en consonancia con su apuesta por la libertad, mantiene que las personas mayores de edad pueden dedicarse a la profesión que prefieran o para la que se sientan capacitadas. Todas las personas adultas deben ser libres para ofertar o demandar los servicios sexuales que deseen, sin que ello suponga violencia de género alguna. Si una profesional tiene un cliente varón está sufriendo violencia de género. Y si el cliente es mujer, que las hay. ¿Qué ocurre entonces?

CUARTA MENTIRA: LA LEGALIZACIÓN DEL TRABAJO SEXUAL EXPANDE LA INDUSTRIA DEL SEXO. El trabajo sexual está legalizado en países tan avanzados y respetuosos de los Derechos Humanos y de los Trabajadores como Alemania, Suiza, Holanda o Australia. Ello ha supuesto un verdadero éxito para las personas que quieren hacer del Trabajo Sexual su profesión, les ha dado seguridad y poco a poco les está sacando del estigma social que, aún hoy día en las sociedades avanzadas, produce el trabajar en la industria del sexo. Lógicamente, al ser un trabajo legal como otro cualquiera, han aflorado la mayor parte de las personas que se dedicaban al mismo de modo sumergido y además otros nuevos trabajadores y empresarios se han incorporado a esta industria con éxito. En estos países el Trabajo Sexual en situaciones de ilegalidad ha disminuido grandemente, si bien, como en todos los sectores de la economía, se mantiene un cierto nivel de economía sumergida, pero en todo caso en un grado muy inferior que en otras profesiones, como albañiles, fontaneros, contables, etc.

Desde AIPPEL mantenemos que la industria del sexo no debe considerarse algo malo, ni el Trabajo Sexual algo denigrante y por lo tanto, si la legalización hace que la industria del sexo florezca no podemos hacer otra cosa que congratularnos, como también nos alegramos cuando crece y le va bien a la industria del automóvil, de la alimentación y del textil.

QUINTA MENTIRA: EN LOS PAÍSES EN QUE SE HA ABOLIDO EL TRABAJO SEXUAL LA PROSTITUCIÓN FEMENINA PRÁCTICAMENTE HA DESAPARECIDO. Las abolicionistas consideran el Trabajo Sexual femenino como algo malo en sí mismo y por ello pretenden que nadie pueda trabajar en este sector. El gran ejemplo que ponen es Suecia, país en el que se ha abolido la prostitución y en la que según las abolicionistas esta es inexistente, cuando la realidad demuestra que resulta todo lo contrario, y ello sin contar con el sufrimiento añadido que esta situación de ilegalidad y marginalidad lleva a las Trabajadoras y Trabajadores del Sexo Suecos, con los que desde AIPPEL nos solidarizamos. En este sentido, Petra Östergren, una antropóloga social de Estocolmo, en su último libro ’'Porr, horor och feminister’' (Pornografía, putas y feministas) ha tenido la valentía de denunciar la dura situación de las Trabajadoras del Sexo en ese país. Debido a la ley, los Trabajadores y Trabajadoras del Sexo se siente perseguidos por la policía, por los trabajadores sociales, los medios de comunicación y por las activistas anti-prostitución. Desde la abolición los Trabajadores y Trabajadoras del Sexo no pueden convivir con su pareja puesto que es ilegal recibir cualquier parte de los ingresos obtenidos del Trabajo Sexual. Además son considerados padres inadecuados y pierden la custodia de sus hijos si se averigua que ofrecen servicios sexuales. Todos los informes oficiales tratan los problemas aparecidos después de la aplicación de la nueva ley abolicionista de la prostitución. La Policía Nacional Sueca manifiesta que está siendo muy duro para los Trabajadores y Trabajadoras del Sexo. Los responsables del estudio de la Directiva Nacional de Salud y Bienestar creen que las mujeres ahora experimentan más dificultades y están más expuestas que antes. Y aún hay más, Suecia con una población de solamente 9.000.000 de habitantes, es el cuarto país de Europa del que más turismo sexual sale en números absolutos, no porcentuales, después de Alemania, Suiza e Italia, países mucho más poblados, lo que demuestra que ante las dificultades en su propio país los suecos y las suecas van a otros países a recibir servicios sexuales.

COLORARIO: Las organizaciones feministas abolicionistas, basadas en prejuicios de género pretenden suprimir la libertad de elegir a las mujeres que libremente desean trabajar en el sector de los servicios sexuales. Para ellas la Trabajadora Sexual que defiende el derecho de serlo, es -en palabras de la feminista Lee Lakeman- simplemente una estúpida. Desde AIPPEL tenemos muy claro que no deseamos a nadie que nos redima ni que decida por nosotros. La Libertad de prestar y recibir servicios sexuales es parte integrante del Derecho Fundamental a ser libre.


Más sobre AIPPEL:
· AIPPEL condena los abusos policiales contra los trabajadores sexuales
Y acerca del discurso abolicionista:
· La eficacia de los abolicionistas

domingo, 18 de noviembre de 2012

Una crítica moral y desmitificadora de la prostitución

Eso es lo que os traigo hoy de la mano de Doña Lidia Falcón, fundadora del Partido Feminista y una de las más conocidas abolicionistas de España. Este texto apareció por primera vez en el año 2003, en el número 34 de la revista Poder y Libertad -que ella misma dirige- bajo el título "Falsedades sobre la prostitución". Consta de dos partes, en la primera trata de "desmitificar" algunas creencias sobre la prostitución ampliamente asumidas (yo no digo nada, ustedes me dirán qué les parecen) y en la segunda realiza una "crítica moral" a la deriva socialmente liberalizadora de los últimos tiempos.

Como un mal estudiante que copia, lo reprodujo sin cambios significativos cuando la revista "Internavis" la solicitó en el 2010 un artículo sobre la prostitución. Debió pensar que para qué hacer algo nuevo si ya tienen perfectamente definido el discurso, hizo bien la verdad sea dicha. Si yo fuese abolicionista actuaría exactamente igual.

He escogido este escrito porque refleja como pocos otros lo que traté de transmitiros en la anterior entrada y estoy viendo en los comentarios que se van desarrollando. Cuando alguien no conoce para nada la prostitución se nota, lo revela al momento. Y es que, a pesar del más que evidente apoyo que suponen las lecturas, uno no sabe de prostitución hasta haber salido a la calle y conocido a fondo (no de pasada) esta realidad. Los propios estudiosos de la prostitución reconocen la cantidad de sorpresas que se llevaron porque el mundo de la prostitución se halla muy distorsionado por la propaganda moralista como la que representa la señora Falcón. Quien, por cierto, no es una señora carca al uso sino una de estas progres de salón, comunistas enjoyadas de la izquierda caviar. Qué arte tiene, es capaz de a la vez criticar a la dictadura por haber borrado "la moral" mientras mantiene un discurso propio de la Sección Femenina. Su apuesta abierta por las medidas represivas que controlen todos los ámbitos de la sociedad y en particular la sexualidad es digna de cualquier fascicomunista.

Así que nada, como me gusta satisfacer a mis lectores tanto como a las mujeres aquí tenéis lo que habíais pedido: una buena ración de feminismo trasnochado y otra de filosofía de andar por casa. ¡Para que estéis contentos!




Nos encontramos en un momento histórico en que se produce un fenómeno impensable hace solamente cincuenta años: Que se haya permitido, con el beneplácito de todos los poderes sociales, que se desarrolle una campaña de gran difusión entre los sectores políticos e intelectuales de nuestro país para que se considere la prostitución como un oficio igual a cualquier otro, perfectamente admisible socialmente, por lo cual resulta imprescindible legalizar su ejercicio.

Los argumentos utilizados para ello tienen varias vertientes: económica, social, laboral y personal, que se basan en falsedades y sofismas, que por repetidos comienzan a hacer mella en los débiles criterios de nuestra ciudadanía.



LAS FALACIAS DE LOS ARGUMENTOS PRO LEGALIZACIÓN

1- Las ventajas económicas.

Muy insistentemente, hasta el punto de que está logrando incidir en el criterio de las gentes desorientadas, se repite el argumento de que las mujeres prostituidas, deben ser consideradas como trabajadoras de cualquier otro sector de la producción, y de que escogen esta “profesión” libremente. Alegan no sólo que es una buena fuente de ingresos, sino que con la prostitución ganan más dinero que en otras profesiones, lo que les permite vivir en condiciones económicas desahogadas, comprar vivienda, disfrutar de mejor calidad de vida y darles a sus hijos una educación esmerada. Es decir, ofrecen a la opinión pública la imagen de que la prostitución es una profesión lucrativa, que les ofrece a sus “trabajadoras” grandes oportunidades para disfrutar de abundancia económica. Esta imagen es absolutamente falsa.

La mayor parte de los ingresos que se obtienen con este tráfico sexual van a parar a las manos de los chulos, proxenetas, de los empresarios de los burdeles, pubs, clubs de carretera, casas de masaje, y de los macarras que dominan a las mujeres que hacen la calle. Aquella mujer que crea que cualquier mujer puede ganarse la vida ejerciendo la prostitución por su cuenta, que lo pruebe. Que salga a la calle, se sitúe en una esquina para atraer a los hombres, que es lo más barato, para ello no hace falta ninguna inversión ni montar un establecimiento adecuado, y comience a llamar a los clientes. Antes de media hora habrá aparecido un chulo y la habrá conminado agresivamente que responda a preguntas como éstas: ”¿Cómo estás tú aquí? Yo no te conozco. Tú, ¿por cuenta de quién trabajas?, ¿dónde está tu chulo? ¿Dónde está tu amo? Con nosotros no ha hablado. Dile que venga a hablar conmigo, porque esta esquina es mía.”

En algunos países, donde la persecución de la prostitución se ha tomado en serio, algunas mujeres policía se han disfrazado de prostitutas y apostado en la calle. Pretendían conocer la organización mafiosa y llegar hasta los capos que dominaban aquel barrio o aquel lugar de la ciudad. Y se han llevado a la fuerza a todas las que lo han intentado sin protección. En el caso de las mujeres policías, éstas suelen tener protección de sus compañeros. Las vigilan desde algún coche cercano, y en algunas ocasiones han podido detener a los intermediarios, que son, naturalmente, los de más baja categoría, pero se han dado casos en que esa protección ha sido ineficaz y ha desaparecido la mujer que ha intentado hacer de gancho.

Las mujeres prostituidas tienen apenas lo suficiente para su subsistencia. Los proxenetas no les dan ningún dinero.

Se está engañando a la opinión pública asegurando que las mujeres prostituidas perciben ingresos mensuales muy superiores a los de las obreras, mujeres de limpieza o secretarias, incluso que pueden llegar a ganar grandes cantidades de dinero. Resulta penoso pensar que haya quien pueda creer que las prostitutas en los burdeles, en las casas de masajes, en los puticlubs de carretera, en los pubs y cabarets van obtener ingresos muy sustanciales.

Por el contrario, la inmensa mayoría de las prostituidas no perciben dinero alguno de sus proxenetas, chulos y macarras que son sus secuestradores. A las que están encerradas en locales determinados, los propios guardianes y macarras les compran los cosméticos, la ropa interior y otros aditamentos que necesitan para su tarea. Muchas veces las mujeres ni siquiera disponen de ropa normal. No tienen vestidos que puedan usar en la calle, sino únicamente batas trasparentes, tangas, lencería fina, zapatos de tacón alto, porque nunca pueden salir a la calle. De esto ha informado la prensa cuando alguna ha podido escaparse. En casos excepcionales la mujer ha huido por una ventana o ha salido con el auxilio de algún cliente, y ha aparecido en la calle o en la comisaría de policía vestida en ropa interior, porque era la única ropa que tenía.

El dinero lo reciben, naturalmente, los proxenetas, y son ellos y sus gorilas los que controlan totalmente la movilidad de estas mujeres, a las que retienen el pasaporte, les quitan la documentación para que no puedan moverse, las aíslan de su familia o de los amigos o de quienes puedan ayudarlas, y la norma general es trasladarlas continuamente de un lugar a otro, de tal modo que tampoco puedan hacerse amigas de las otras compañeras de desgracia, ni trabar amistad con algún cliente, que quizá pudiera ayudarlas. Tanto en la esquina de una calle o en los parques y en las casas de masaje, la estrategia es ir intercambiándolas continuamente. Ellas mismas, cuando se ha liberado de esta esclavitud han contado que no han estado más de mes y medio o dos meses en cada sitio.



2- La segunda mentira es difundir la idea de que la prostitución no es más que un trabajo, tan regular y habitual como otro cualquiera.

Situémonos, por tanto, ante la perspectiva de legalizarlo. Siguiendo las normas vigentes laborales debemos contemplar las condiciones del contrato de trabajo y del convenio colectivo de ese “sector”. El Estatuto de los Trabajadores, los contratos de trabajo y los convenios colectivos de las diversas profesiones, establecen las actividades de cada categoría profesional, sus deberes y derechos. Debemos preguntarnos, en consecuencia, cuales serán las condiciones que se estipularán en el contrato de trabajo y en el que deberán constar determinadas puntualizaciones necesarias: Las horas que deberán dedicar las prostituidas a soportar relaciones sexuales indeseadas, el número de hombres que tendrán que recibir cada día, las remuneraciones que percibirán, según sean contadas por horas, por la cantidad de hombres o por la diversidad de actividades sexuales. Así, es de suponer que la que deba atender a 20 hombres ganará menos que la que lo haga con 40 y más que la que cuente 10.

Acaso estipularán que las que se sometan a un coito anal cobrarán más que cuando soporten un coito vaginal. Quizá el coito bucal será más barato, y me despierta la curiosidad conocer a cuánto se cotizará el sadomasoquismo. Finalmente, ¿a qué precio se señalará cada “servicio normal” en las casas de lenocinio “normales”? ¿cual será la escala de salarios que se le aplicará?, ¿la más baja, correspondiente a la de la mujer de limpieza, dada la innecesariedad de cualificación profesional? ¿O se tallará y pesará a las mujeres como al ganado, o se las escogerá en concurso público, una variante del antiguo mercado de esclavas, según la edad y las características físicas?. En definitiva, si ha de cobrar igual o parecido que la mujer de limpieza por hora de trabajo, y las tareas que se le exigen son las que ya sabemos, sin duda será mucho mejor dedicarse a la limpieza.

Es preciso también precisar si las mujeres prostituidas dispondrán de los servicios generales de los demás trabajadores, de tal modo que en el momento en que se encuentren en paro podrán ir al INEM a solicitar un empleo en un burdel o a pedir el ingreso en otro diferente, y el INEM deberá tener una bolsa de trabajo entre las ofertas se puedan plantear. En consecuencia, dentro de esta hipótesis, cabe la posibilidad de que a cualquier mujer que se encuentre en el paro, aunque previamente haya trabajado siempre en fábricas u oficinas, se le podrá ofrecer el “empleo” en un burdel. Si no tiene trabajo en el sector en que se ha formado, puede sin embargo ser prostituta.

Otro aspecto de la cuestión: las prostitutas, ¿deberán poseer formación profesional? ¿tendremos que instalar centros de enseñanza de prostitutas, y las niñas cuando terminen la enseñanza primaria a los 14 o 15 años, podrán ir allí aprender las mejores formas de satisfacer la sexualidad de los hombres que las paguen? Siempre que se sea más experta se podrá ganar más dinero.

No estoy fantaseando. Pretendo analizar y poner de relieve ante los espíritus simples que pueden llegar a ser convencidos con los argumentos de las y los que defienden la campaña por la legalización de la prostitución, el panorama con el que nos encontraríamos si se establecieran contratos de “trabajo” en tales condiciones.



3- Una falacia más es la de afirmar que la prostitución constituye un negocio para todos: empresarios y trabajadoras. La libertad como supuesto indiscutible de este contrato de trabajo.

La prostitución únicamente es un negocio rentable para los empresarios. Por supuesto ya sabemos que en un sistema capitalista los únicos que ganan plusvalías son los patronos. En este caso la plusvalía es inimaginable. Porque no se puede calcular el beneficio en términos de producción de bienes. Aquí no se trata de producción de bienes ni de servicios. Estamos hablando de entregar toda la persona, como en la esclavitud. Porque el cuerpo es la persona misma y no un trozo de la misma. En tal sentido, mucho mejor que yo, Carlos París ya ha analizado la identificación de cuerpo con la identidad personal.

Se afirma también que las mujeres “contratan” con total libertad. La libertad del pobre. El 99% de las prostitutas, como nos enseñan todas las estadísticas mundiales, son pobres, nadie puede imaginarse que se sea prostituta por vocación, ni por afición.

¿Qué libertad es la que poseen mujeres que no tienen qué comer, que no pueden alimentar a los hijos o, que, en tantísimos casos, han sido ya violadas por los hombres de su entorno desde la infancia o la pubertad? Y esa es, digan lo que digan, la historia habitual de la prostitución.

El 99 % de las mujeres son pobres, están humilladas, han sido vejadas en su dignidad de persona. No se consideran por tanto iguales a las otras más afortunadas. Y nuestra sociedad, cuando legalice la prostitución, seguirá sin considerarlas dignas de compararse con las mujeres decentes.

Lo que se está estableciendo, clarísimamente, son, por lo menos, dos clases de mujeres, existen por supuesto otras más, porque las clasificaciones de la miseria y de la indignidad son varias, pero por lo menos dos: las prostitutas y las que no lo son. Y las que no lo son, y que desde el feminismo, en esta triste polémica, están defendiendo la legalidad para las prostituidas, piensan que esa explotación y ese estatus social está bien para “las otras”. Lo que no se plantean nunca es ser ellas mismas prostitutas o sus hijas o su hermana o su madre.



DE LA REPRESIÓN A LA CORRUPCIÓN. TENEMOS QUE HABLAR DE MORAL.

Yo creo que en nuestro país es necesario hablar de moral. Nuestro país ha vivido una historia muy singular. Inició una evolución política, económica, social, cultural podríamos decir similar o pareja a la de otros países europeos a principios del siglo XX hasta el año 36. Y el año 36 se quebró, no se si para siempre, aquel camino de desarrollo económico, de desarrollo en todos los terrenos, desde el científico hasta el ético, que había iniciado unas décadas atrás. En ese desdichado momento nos hundieron en la barbarie. Sufrimos cuarenta años de una dictadura fascista que ha erradicado no solo de nuestras leyes y principios sociales la igualdad, la libertad y la solidaridad, sino también, y más desdichadamente, de nuestra conciencia. Que ha borrado, ha difuminado las fronteras de lo que es moral y lo que es inmoral, y está propiciando que se desprecie a todo aquel plantee esta cuestión.

Al concluir la dictadura recuperamos un remedo de democracia- ésta no es la misma democracia que la del año 36, por supuesto. A partir de 1978 se nos concedieron algunos rasgos democráticos. Y pasamos de la represión sexual, absolutamente oscurantista y medieval que había dominado la dictadura, a la corrupción. A partir de ese periodo nuestro país ha perdido las referencias morales. No tiene normas de comportamiento, especialmente en lo que se refiere a la moral sexual y a la relación entre hombres y mujeres. Desde los primeros años de la transición, sufrimos una irrupción de pornografía absolutamente delirante. Se vende en todos los quioscos, se exhibe en todos los escaparates, en los programas de televisión, en los cines, en los anuncios, al alcance de cualquiera, hasta de los niños más pequeños. La televisión no para de ofrecer no sólo desnudos sino toda clase de exhibición de cuerpos humanos, especialmente femeninos, sin límite. Las películas pornográficas se programan en las cadenas privadas, sin ninguna clase de control, a cualquier hora y en cualquier canal.



Incesto, proxenetismo, perversión de menores, estupro.

Una de las pruebas de que el nuestro es un país amoral, es que el incesto no es delito en España. Lo curioso, si pudiéramos calificarlo de tal manera, es que tampoco lo era bajo la dictadura. A aquel régimen de represión moral y sexual terrible no le parecía ni bien ni mal que se tuvieran relaciones sexuales entre los padres y los hijos, o entre los hermanos. Más lamentable es que cuando alcanzamos este remedo de democracia de que hoy disfrutamos tampoco se defina el incesto en nuestro ordenamiento legal, ni se le incluya en las leyes penales. Creo que es el único país que padece semejante carencia. Por supuesto no en toda Europa y mucho menos en Estados Unidos, ni en Latinoamérica.

Pero a mayor abundamiento, cuando se elabora el último código penal del año 95, el llamado “Código Penal de la Democracia”, que se estuvo debatiendo y elaborando durante varios años y que parecía iba a constituir el gran triunfo del progresismo, tal como se defendió por parte de los ministros socialistas, y especialmente por Juan Alberto Belloch, en aquel momento Ministro de Interior y de Justicia, se suprime el delito de proxenetismo. Es decir, que aquel que explota sexualmente a otras personas no es un delincuente.

Con la misma intención, y en el mismo acto, se elimina el delito de perversión de menores. Con lo cual, en el primer episodio de tal conducta con el que la justicia se tropieza inmediatamente después de que haya entrado en vigor el código, el descubrimiento de la red de pornografía infantil que se había montado en Valencia, y que había dado muy buenos beneficios a una serie de indeseables que distribuían fotos e imágenes con escenas con niños desnudos en toda clase de actitudes lascivas, obscenas, e incluso realizando actos sexuales, no se puede procesar a los autores, porque esas actividades no se hallan incluidas entre las conductas delictivas.

Se ha eliminado también el delito de estupro. En lo que tuvieron un gran interés los llamados progresistas. El delito de estupro estribaba en que una persona mayor de edad mantuviera relaciones sexuales con un menor de edad, con consentimiento por parte de éste. Establecida la mayoría de edad en los 18 años, se consideraba que hasta esa edad se podía ser sujeto de seducción por parte de una persona mayor, dada la falta de madurez mental de aquel. Se tenía en cuenta que una de las contradicciones más difíciles de superar para el desarrollo de la persona, es que los seres humanos alcanzan la madurez sexual y la capacidad reproductora mucho antes que la madurez emocional y la comprensión intelectiva.

Pues bien el nuevo Código Penal elimina el delito estupro y considera que se puede prestar consentimiento sexual con plena capacidad de elección a partir de la edad de doce años, aumentada posteriormente, a propuesta del Partido Popular, ¡a los trece!. A partir de tan madura edad, los niños o niñas que sean seducidos por cualquier ser humano de veinte o de cuarenta años, y consientan mantener relaciones sexuales con él o ella, porque el capricho, la fantasía o la falta de conciencia que se padece a esa edad los induzca, no tienen ninguna clase de protección legal.



Civilización.

Las sociedades cuanto más evolucionadas son, más normas se dan. Pensar que una sociedad progresista no acepta represiones de ningún tipo es un disparate. Un disparate que los progres, estos progres a la violeta de los últimos años, han estado difundiendo. Si nos fijamos en las normas sociales y en los códigos legales, las leyes establecen el retrato de la sociedad, veremos que en el siglo XIX existían menos represiones que en la actualidad. Y no digamos si nos remontamos a la Edad Media donde regía la barbarie. En el siglo XIX nadie pensaba en proteger a las mujeres, ni a los niños, ni a los trabajadores, ni al medio ambiente ni a los animales. A medida que avanzamos en la comprensión de que la felicidad y el bienestar de los seres humanos deben ser fines sociales, que tienen que estar protegidos y regulados por toda la sociedad, y que para evitar y neutralizar a los depredadores, criminales y explotadores de toda laya que proliferan en el salvaje mercado de bienes y de personas, hay que darse normas, y normas cada vez más severas, que vayan estableciendo las reglas de las relaciones humanas, alcanzamos mayor grado de civilización.

No es ninguna casualidad que en los países nórdicos, paradigma del bienestar y el progreso sociales, se haya aprobado abolir la prostitución que además pena, en alguna medida, al prostituidor, es decir, al llamado cliente.



La sexualidad de las prostitutas.

No sé si los y las defensoras de la legalización de la prostitución contemplan la posibilidad de que las prostitutas tengan una sexualidad humana. No sé si esa hipótesis ha desfilado alguna vez por su pensamiento, pero en todo caso nunca he podido averiguar cómo la imaginan. Porque ¿alguien puede creer que un ser humano que tiene que aceptar obligatoriamente relaciones sexuales, de cualquier tipo, con veinte o veinticinco personas cada día, durante no sé cuantos años de su vida útil, puede realizar su propia sexualidad?¿Quizá creen que las mujeres prostituidas la desarrollan mientras los hombres las utilizan como objetos, en la búsqueda de su propio placer atrofiado? ¿Quizá suponen que esas mujeres después de haber tenido que soportar el abuso de su cuerpo y de su sensibilidad diariamente durante varias horas, que a veces se prolongan todo el día o toda la noche, con hombres desconocidos, de cualquier apariencia, edad, condición y trato, cuando regresan a su casa, si la tienen- no hablamos de las que están secuestradas en burdeles y clubs de carretera-, pueden encontrarse con un amante y sentir placer en una relación libre de su propio estigma? No hacen falta grandes estudios psicológicos, psiquiátricos o sexológicos para saber como la prostitución solamente conduce a la humillación personal de la víctima y por supuesto a matar su sexualidad. Las mujeres víctimas de la prostitución no pueden saber, ni entender, ni comprender, cómo se realiza una sexualidad placentera, voluntaria y gratuita que es la que pretendemos disfrutar todos los demás seres humanos.



La sexualidad de los prostituidores.

También tenemos que hablar de la sexualidad de los hombres que prostituyen a las mujeres, la sexualidad de los clientes. Hombres que satisfacen su necesidad de placer con un coito que dura veinte minutos, a cualquier hora del día o de la noche, con una mujer desconocida, mediante la entrega de dinero. La sexualidad de hombres que acuden en coche, paran un momento en una esquina, meten a la mujer en el vehículo y le ordenan que le haga una mamada, concluyen en pocos minutos, echan a la mujer del vehículo, se secan, se arreglan la ropa y se van a la oficina o a su casa disimulando la experiencia que acaban de vivir. Tales hombres ¿qué clase de sexualidad poseen? ¿qué personalidad tienen? ¿Cómo se relacionan sexualmente con la esposa, la amante, la novia? Y, ¿cómo se relacionan con los demás seres humanos? ¿Qué clase de comunicación establecen con los amigos, con los familiares, con los compañeros de trabajo, si son capaces de satisfacer la sexualidad, que es una de las condiciones más importantes de la persona, de modo tan perverso?

En el relato, un libro magnífico, "La Escapada de Jean Cordelier, Memorias de una prostituta francesa" de los años setenta, la protagonista explicaba que en un periodo de su terrible vida, la mafia que la poseía en propiedad la había trasladado a un burdel de París al lado de Les Halles, anteriormente el mercado central. Los descargadores del mercado que llegaban a las 6 o las 7 de la mañana, primero se tomaban en el bar una bebida fuerte y luego se metían en el burdel. Era un burdel modesto, para trabajadores, donde a la entrada del local, como en un hotel, había un mostrador con un empleado que les cobraba previamente y les entregaba una toalla y una placa con un número. Ellos a continuación subían la escalera en busca de la habitación de la prostituta a donde tenían que ir, cuyo número estaba en la chapa. La autora explicaba que recibía tantos hombres al día que no tenía tiempo de vestirse. “Yo les esperaba desnuda con la vaselina en la mano”. El hombre entraba, cerraba la puerta, descargaba su excitación en unos 10 o 15 minutos, y se iba, abrochándose el pantalón mientras bajaba por la escalera, cuando ya subía otro. De tal manera se aliviaban a cualquier hora desde las 6 o 7 de la mañana hasta a las 6 o 7 de la tarde, antes o después de haber realizado un trabajo penoso y duro. De tal modo descargaban en una mujer, a la que apenas le concedían la categoría de ser humano, su cansancio, sus frustraciones, el aburrimiento de una vida sin horizontes, exactamente igual que si se tomaran una bebida, una droga, un estimulante para poder seguir viviendo.

Hace unos días, cuando intentaba averiguar algunos datos para esta ponencia, me he encontrado con que los jóvenes de hoy, no los de los años 50 ó 60, no los trabajadores frustrados que contaba este relato, no tampoco los padres de familia burguesescatólicos que se casaban por conveniencia, que no mantenían relación sexual con su mujer y que se iban a consolar a los prostíbulos; no tampoco en los años de la represión franquista, sino en el día de hoy, encuentran muy divertido ir a pasar un rato los fines de semana a los burdeles. 

Hombres de 20 a 30 años, y a veces más jóvenes, que se citan precisamente para ir al prostíbulo como irían a jugar a los bolos o a tomar unas copas a un bar. Y cuando se les pregunta por qué hacen esto sólo contestan que es muy divertido: «¡Ah! sí, sí…allí hay unas chicas majas, bueno alguna está vieja, alguna está gorda». Las valoran como a los animales, según sus condiciones físicas. «Pero y eso, ¡qué importa!» me miran con extrañeza cuando advierten mi reproche y contestan: «Y a ti que te pasa, ¡tía!, tú estás muy reprimida, ¿no?».



El debate sobre la sexualidad.

En nuestro país, además de la moralidad de la que hablaba hace un momento, se ha perdido el debate sobre la sexualidad que necesitamos y deseamos. Una sexualidad que teníamos que recuperar después de los oscurantistas años de represión, de silencio y de toda clase de sufrimientos que nos inflingieron las enseñanzas católicas y la persecución social.

El Movimiento Feminista en los años 70 desencadenó este debate. Entonces lo desarrollamos con gran intensidad y profundidad. Se trataba sobre todo de acabar con la explotación sexual de la mujer y la falta de respeto por su placer sexual. Pero en el día de hoy este debate se ha olvidado, como si ya no existiera ningún problema. Mientras la sexualidad se ejerce por parte de un número cada vez mayor de hombres de forma venal. Porque considerar que la sexualidad se puede satisfacer pagándole a alguien para que esté a tu servicio un rato, es corromper la sexualidad.

Los seres humanos pueden hacer muchas cosas detestables por comer, porque sin comer no se puede vivir. Se pueden sufrir muchas humillaciones por darle de comer a quien tú quieres, a tus hijos, a tus padres, a la gente que depende de ti, porque estás defendiendo su vida. Pero por tener relaciones sexuales no hay que humillarse, porque por no tener relación sexual no se muere nadie. Y corromperla hasta al punto de pagarla, es tener una idea de la sexualidad completamente pervertida, completamente desviada de la función que tiene. Que no solamente es una función fisiológica sino también de comprensión, de comunicación y de plenitud del ser humano. Lo que depende también de que decidamos qué clase de seres humanos deseamos ser.



La dignidad humana.

La última reflexión que voy a hacer hoy es sobre la dignidad humana. En este tema de la prostitución sólo se habla de dinero. Y para obtenerlo parece lícito suponer que el cuerpo se puede vender igual que se vende cualquier objeto.

Pero esta escala de valores, esta estratificación patriarcal y medieval de las mujeres no la podemos aceptar nosotras. No se puede aceptar desde el feminismo una semejante concepción de valores humanos en nuestra sociedad. Nos estamos jugando para el futuro una sociedad sin principios, sin normas, sin dignidad humana.

Por lo tanto, aunque en el debate que se pudiera entablar la ciudadanía decidiera que la prostitución se debe aceptar, para mi seguiría siendo inaceptable. Porque en las cuestiones de dignidad humana y de moral no siempre tiene razón la mayoría.

Luchar contra la indignidad, luchar contra la explotación de los seres humanos, luchar contra la opresión, ha sido la tarea siempre de una vanguardia pequeña, de gente esforzada, de gente que muchas veces ha sido víctima de esa lucha, perseguida por su defensa de la igualdad y de la dignidad. Pero sin embargo tenían razón. Y sea quien sea el que decida que se tiene que aceptar ese infame comercio, yo seguiré diciendo que es inaceptable. Y no me importan las votaciones que se realicen, y no me importan los resultados electorales, ni las mayorías que se puedan obtener, porque muchas veces las sociedades se han suicidado. Plantear que para que continúe nuestra sociedad española en la corrupción y la falta de normas morales que padece, deba existir un sector de mujeres, y tantas veces de niños y de hombres, que tengan que ser explotados sexualmente, para mí seguirá siendo inaceptable.



¿Os habéis quedado con ganas de más? Mirad lo que tengo guardado en la nevera: feminazis a saco, es el plato del día. Ale, que no sus indigeste, mwahahaha.

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viernes, 16 de noviembre de 2012

La prostitución vista desde fuera

Yo no nací siendo putero. Mi familia siempre ha sido muy conservadora -en particular mi madre mantiene unas convicciones religiosas muy profundas- y durante casi toda mi juventud estudié en colegios de curas (maristas y salesianos). Por tanto, crecí con una visión negativa de la sexualidad y el concepto que tenía de aquellas personas que no se ajustaban al rígido molde de mi entorno más inmediato era muy negativo: homosexuales, transexuales, prostitutas... eran para mí "seres" (no tendrían ni el status de personas) totalmente depravados, indeseables y enfermos de quienes había que mantenerse alejado. No sabía nada de ellos: ni quienes eran, ni cómo vivían, ni qué querían... y tampoco deseaba saberlo, mis estereotipos y prejuicios me daban seguridad en la "burbuja" en la que vivía. Tenía las ideas muy claras y creía que no necesitaba conocer nada más. Durante muchos años desprecié esos "submundos" creyendo a pies juntillas todo aquello en lo que había sido educado.

¿Cómo era posible que alguien accediese a entregar su sexualidad, lo más íntimo de sí, por unos billetes? Es que me parecía inconcebible. Únicamente desde la extrema necesidad o el uso de la fuerza podía entender que alguien estuviese en un mundo que, sin duda, abandonaría en cuanto tuviese la primera oportunidad. Además lo poco que sabía de la prostitución se reforzaba con las noticias que los medios publicitaban y con los usuarios de servicios sexuales que fui conociendo (algún compañero de clase, muchos del trabajo y el que me parecía el peor de todos, un familiar muy próximo que se jactaba de haber visitado Thailandia para estar con menores). Un día, a los 17 años, decidí ir con un amigo por los pisos de mi ciudad para ver cómo era eso y lo que presencié me pareció tan cutre, decadente y sórdido que tardé años en volver a visitar otro lupanar.

Todo lo que rodeaba la prostitución me repelía, no me entraba en la cabeza ni cómo ellas podían llevar semejante vida ni qué tipo de placer podían encontrar ellos al estar con una mujer que no les deseaba. Ya he contado en otras entradas cómo fueron mis inicios y mi evolución en la prostitución. Al principio no podía dar crédito a lo que veía y escuchaba cuando estaba con prostitutas. Pensaba que no debían contar las cosas por miedo, o la que realmente parecía pasárselo bien tenía que estar mal de la cabeza. Tan fuertes eran mis prejuicios que me llevaban a negar la realidad que tenía delante.

Al igual que estos simpáticos vecinos de Velluters, un servidor repudiaba con toda su alma la prostitución al considerarla una actividad degradante y problemática. La gente de bien no sólo no se debía mezclar con esa "chusma" sino que era su deber mostrar tan abiertamente como fuese posible el desprecio que le suscitaba.



Pero como suelo decir, hasta la roca más dura acaba por romperse. Gota a gota el bloqueo mental de mi juventud fue erosionándose (otros mitos pervivirían más tiempo, como mi absurda y carente de toda lógica confianza en el sector público como garante de una sociedad más justa y deseable), cada hora que pasaba con prostitutas y gente de su entorno era un martillazo a mis creencias anteriores. Y es que no sólo conocí a las chicas en su trabajo sino fuera de él, puesto que me involucré personalmente (sentimentalmente, vamos) con varias de ellas. Al entrar de lleno en este mundo, además fui conociendo a sus parejas, familiares -incluidos hijos, con quienes siempre conecto muy bien-, empresarios, mamis y encargados, camareros, djs, tarjeteros, chulas, empleados de negocios que frecuentan (restaurantes, bares, salas de juego...) y un largo etcétera de personas más o menos vinculadas al mundo de la prostitución. Y fui comprobando que todo lo que me habían contado con anterioridad era una ENORME PATRAÑA.

Entre todas las falsedades que se vierten sobre la prostitución la que más me chocó fue la referida a la voluntariedad de las chicas y las mafias que las obligaban a prostituirse. No creáis que no busqué con ansias alguna "esclava sexual prostituida a la fuerza". ¿Cómo no podía encontrar ninguna entre tantas que había? Aunque lo que os voy a decir suene a barbaridad, llegué a desear hallar aunque fuese una sola. Todavía ni se me pasaba por la cabeza que lo de la trata fuese un engaño, ¿a quién le podría interesar crear y mantener un montaje semejante? El error era mío que no debía haber buscado suficiente. Así que me embarqué en mil y una aventuras donde llegué a conocer lo más oscuro de este fenómeno: putas drogadictas, ladronas, navajeras, menores, enfermas, con chula... ¡pero de trata o esclavitud sexual, nada de nada! No conseguí lo que buscaba, pero encontré algo mejor: la explicación de por qué desde las instituciones políticas se pretende imponer este engaño.

Este rollo os lo cuento para que aquellos que discrepáis de mis planteamientos veáis que os comprendo porque yo también he pensado como vosotros. No siempre he tenido las mismas ideas sobre el fenómeno de la prostitución sino que con anterioridad, cuando ignoraba por completo cómo era esto del puterío, lo veía como lo peor de lo peor. Antes de adentrarme en este mundo aceptaba muchos, por no decir la totalidad, de los mitos existentes. Y por eso mismo comencé a escribir el blog, al percibir que había tanto interés como falta de información sobre un tema del que hablan mucho personas que lo desconocen y en cambio aquellas que de un modo u otro estamos próximas al mismo casi no tenemos voz.

Como muchos otros clientes había interiorizado el miedo y el rechazo social por lo que mantenía oculta mi condición de cliente de prostitutas. Hoy entiendo que no podemos dejar que sean otros quienes marquen el discurso dominante, tenemos que "echarle huevos" y decir abiertamente que no hay nada de malo en lo que hacemos. Al contrario, la vergüenza la deberían sentir quienes con su intransigencia e ignorancia nos condenan.



No le digo a nadie que se calle la boca, con mayor o menor conocimiento todos tenemos derecho a opinar y por supuesto yo no detento el monopolio de la verdad. Pero sí me permito recomendarles que cuando escriban lo hagan con humildad porque evidentemente un tipo que se curra un blog como éste, que lleva años investigando el fenómeno de la prostitución tanto a pié de calle como a nivel académico y que respalda sus observaciones con los testimonios de otras personas conocedoras de esta realidad como prostitutas, otros clientes, trabajadores sociales, empresarios del ramo, abogados, sociólogos, psicólogos, antropólogos y muchos otros profesionales que se han acercado al fenómeno de la prostitución y han visto lo mismo que yo, pues algo de autoridad en esta materia sí que ha de tener ¿no creen? Esta obviedad parece no ser entendida por algunas personas, que vienen aquí a darme lecciones en base a lo que han leído en un artículo, oído en conferencias, visto en algún programa de TV o como mucho presenciado cuando pasaban por ciertas calles. No quiero ir de sobrao ni de listillo pero, falsa modestia aparte, de esto sé.

La gente que no conoce la prostitución se hace unas pajas mentales tremendas, como quiero mostrarles mediante los dos ejemplos que les traigo. El primero es de una tertulia de una radio evangélica, si tienen suficiente paciencia (hace falta) vean el programa hasta el final porque lo que comienza como una charla moderada y equilibrada termina desbarrando de mala manera. Conciben la prostitución como una "degradación moral", una "denigración" del cuerpo", una "desviación antinatural" que bajo ninguna manera puede considerarse un oficio al igual que el asesinato. No es que no sea ya sólo un trabajo, sino que ha de considerarse un delito. ¿Contra quién? Ahhhh, amigo, es una afrenta a DIOS ya que "somos templos del Espíritu Santo y debemos cuidar nuestro cuerpo" y "el único que ha podido comprar la vida es Jesucristo a través de la sangre del cordero, de su sangre preciosa". Al menos el gordito tiene un poco de idea, porque es que al fanático del cura se le va la pelota de muy mala manera. Dicen que las prostitutas son víctimas a quienes hay que "llevar la VERDAD", "sacarlas de la calle" para "reciclarlas como personas productivas para la sociedad", "ayudarlas para encauzar su vida" a través de una "salida digna" que las ayude a "encauzar su existencia". ¿Y si no quieren? Pues a la fuerza, entonces pasan a ser "ovejas negras" a quienes hay que reeducar como hizo la Iglesia católica con sus tristemente famosos Asilos de las Magdalenas: auténticas cárceles de trabajos forzados para las que consideraban "mujeres caídas".

Como se va encontrando a gusto, el cura deja de lado la compostura y reconoce que deberían ser perseguidas las prostitutas porque eso de vender sexo "él no lo ve bien" bajo "su moral, que es LA MORAL (única e indiscutible)". Claro, sólo hay un camino para seguir a Cristo, eso a mí también me lo enseñaron. Las prostitutas son un mal ejemplo y perjudican a la sociedad, por otra parte sus clientes también han de ser castigados porque con sus impuros actos "están mancillando su hogar y trayendo maldición sobre sus hijos y su familia". Joder, que no me lo invento, vean el puto vídeo. Menudo repelús, habla igual que mi madre. Por supuesto salen otros temas relacionados y este par de beatos no dudan en defender la abstinencia sexual y condenar las relaciones entre personas del mismo sexo. ¿Qué solución proponen? Seguro que no les sorprende, aumentar la presencia de Dios ya que al alejarnos de Él se produce la depravación que presenciamos en nuestras comunidades actuales llenas de droga, prostitución y maricones a la vez que exigen emplear todos los medios a su disposición para trasladar el dogma de que determinados grupos sociales son perniciosos y hay que tratarlos bajo un régimen especial (el derecho penal del enemigo).




El segundo es de un joven que filosofa acerca del prejuicio de "la dignidad". Sencillamente aplica la misma lógica de valoración de cualquier trabajo al de la prostitución, hallando que no existe diferencia entre ofertar servicios sexuales y realizar cualquier otra prestación de servicios pues en todas se emplea el cuerpo (y las destrezas, añado yo, ¿o cualquier obrero/prostituta/futbolista es igualmente hábil en el desempeño de su labor?). Observen que mientras él escoge ejemplos de actividades aceptadas socialmente, "trabajos dignos" (camarero, matrona, soldado), el cura compara las prostitutas con aquello que produce rechazo (un asesino, un sicario, un camello... actividades delictivas). Su exposición, de una lógica aplastante, resulta brillante al dejar en evidencia el absurdo del concepto de la dignidad que en su época impedía a los hidalgos trabajar en actividades manuales. Exacto, esa "honra" lo único que hace es levantar barreras artificiales que perjudican nuestro bienestar, ¡cuánta desgracia ha traído la maldita honra de la entrepierna!

Sin embargo también he de criticarle porque, como dije en su día, la cuestión moral únicamente es una cortina de humo que encubre los verdaderos intereses de naturaleza económica. La prostitución es ante todo un negocio, muy lucrativo y que se caracteriza porque el dinero que mueve es en efectivo (en negro). Prácticamente en cada entrada vuelvo a repetir lo mismo porque veo que no os acaba de llegar el mensaje, los poderes públicos están usando y alentado los prejuicios que tenemos para evitar regular la prostitución. Esa regulación no sólo significaría un control de esta actividad, ya existente por cierto, sino también y sobre todo el reconocimiento de derechos y la limitación del poder de la administración, es decir un mayor poder para la sociedad civil en detrimento de las enormes atribuciones que ha alcanzado el sector público. Hay ver más allá de las apariencias y, por supuesto, conocer esta problemática por dentro para realizar un análisis serio y riguroso como el que hoy les he vuelto a ofrecer.

De nada.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Ciutadans con las prostitutas

Como bien sabéis, el próximo 25 de Noviembre se celebran elecciones en Cataluña. El asunto principal que confronta a los distintos partidos es el de la identidad nacional y la soberanía política que se deriva de ella, pero también hay otros temas que se abordan y entre ellos, por supuesto, se halla el de la prostitución.

La posición que mantienen los partidos mayoritarios es la siguiente: CiU, apuesta por una línea dura de persecución de las prostitutas y sus clientes en medio abierto. El PP le secunda, aún cuando el ministro de justicia reconoció que estaban invadiendo competencias del gobierno central. En el PSC tampoco están por la labor de normalizar el trabajo sexual y hay que recordar que fue con gobiernos socialistas cuando se aprobó la ordenanza de civismo en Barcelona (2006) que prohibía la prostitución callejera. Si bien es cierto que la consejera Tura presentó en su día una propuesta para regular la prostitución, no recogía en absoluto las demandas de las trabajadoras sexuales y se centraba en imponer un control férreo sobre los negocios de prostitución mientras impedía llevarla a cabo en la vía pública. ERC ha mantenido una postura ambigua, defendiendo a la vez la necesidad de una regulación de la prostitución y la prohibición de que esta actividad pueda publicitarse en la prensa. Por su parte, IC-V contaba con un importante sector más o menos próximo a las tesis pro-derechos que promueven el reconocimiento laboral de la prostitución. Pero Saura no hizo nada por avanzar en este sentido  durante todo el tiempo en el que estuvo al frente de su consejería. Además, a la vez que criticaba el endurecimiento de la ordenanza que hizo CiU también se opuso al proyecto de Eurovegas señalando que conllevaría consecuencias negativas como el aumento de la prostitución y las mafias ligadas a ella.

Xavier Trias, de CiU, ha manifestado abiertamente su intención de "erradicar la prostitución callejera" bajo un discurso de falso proteccionismo de las mujeres. Los partidarios de una sociedad totalitaria pretenden imponer sus puntos de vista a los demás sin hacer el menor intento de entenderles o de llegar a una solución que permita la convivencia. Es más, buscan en todo momento la confrontación y culpar al "otro" (la puta, el español, los especuladores...) de cualquier problema real o inventado. Hemos de entender que el tema de la prostitución no está desligado de otros que también conforman la agenda política sino que forma parte de un todo, de un proyecto social que enfrenta a los dirigistas despóticos con los defensores de una sociedad abierta, plural, donde tengan cabida las diferencias. No es casualidad que los mismos que abanderan el independentismo excluyente sean a su vez quienes promueven las medidas sancionadoras en un asunto que toca derechos y libertades fundamentales como es el de la prostitución.



Entre las formaciones políticas con representación en el Parlament, destaca Ciutadans - Partido de la Ciudadanía por tener el suficiente interés y respeto como para acercarse a escuchar a la que en estos momentos es la mayor asociación de prostitutas no sólo de Cataluña sino de toda España: APROSEX (Asociación de PROfesionales del SEXo). Este joven y prometedor partido, al que las encuestas ya le auguran grupo parlamentario propio, ha mantenido desde sus inicios una impecable trayectoria en defensa de los derechos individuales denunciando las discriminaciones y atropellos que sufren muchas personas particularmente cuando estos abusos los cometen las propias administraciones públicas.

La regulación de la prostitución por la que se ha apostado desde Ciutadans es muy diferente a la que proponen otros partidos porque no enfoca este fenómeno como un problema a erradicar, sino que ve a las prostitutas como a IGUALES a quienes se debe consultar en vez de pasar por encima de ellas. Y es que no nos vale cualquier regulación, sino una que tenga por punto de partida la voz de los principales actores en el mundo de la prostitución porque somos nosotros mejor que ningún político desde su despacho quienes conocemos esta realidad a fondo. Con esto no quiero decir que se haga lo que digamos y punto, en un tema tan complejo como éste confluyen los intereses de muchos grupos que han de ser debidamente considerados. Sólo hago notar que si nuestros dirigentes dicen representarnos y se supone que las leyes expresan la voluntad general, tendrían que contar con nosotros. Al fin y al cabo les pagamos el sueldo.

Ciutadans sí nos hace caso, hasta el punto de que nos han solicitado la elaboración de un texto para incluirlo en su programa electoral. Y claro, en esta tarea quiero contar con mis queridos lectores. Voy a esbozar a grandes rasgos cual sería mi posición de partida y entre todos trataremos de consensuar la propuesta definitiva que tendrá que estar lista a más tardar este viernes. Aprovechemos la oportunidad de que un partido serio, comprometido y en auge esté dispuesto a darnos voz.

La formación de Albert Rivera se yergue no sólo como la más firme defensora de los derechos de las prostitutas, sino también de los de todos aquellos ciudadanos que desean una sociedad libre. Ciutadans es un partido que apuesta decididamente por la integración en vez de por la exclusión y por ello cuentan con mi total apoyo y simpatía.



En estos momentos (anterior programa electoral, todavía no nos conocían), Ciutadans es favorable a un "marco legal regulado para el ejercicio de la prostitución voluntaria" que dote de una "mayor protección y seguridad de las personas que se dediquen a tal actividad". En buena parte, proponen lo mismo que la asociación de empresarios ANELA ya que apuestan por el "régimen de autónomos" como solución laboral y quieren restringir la prostitución a "locales convenientemente legalizados", prohibiéndola en el espacio público. Finalmente también hacen un guiño al abolicionismo exigiendo la sanción del cliente de prostitución callejera, la "persecución policial impacable de las redes criminales de explotación sexual" y el endurecimiento de las penas en los delitos relativos a la prostitución.

Mi opinión es que abordaje legislativo de la prostitución es importante pero pueden hacerse muchas cosas, solucionarse graves problemas, sin necesidad de modificar o crear norma alguna. Esto es interesante porque, como he dicho con anterioridad, considero que la regulación de la prostitución ha de hacerse por Ley Orgánica desde el Parlamento Nacional. Dudo que la Generalitat tenga competencias para ello. Además legislar en una materia tan delicada siempre resultará polémico y conlleva un desgaste político que considero indeseable. ¿Que se quiere mejorar la situación de las prostitutas? Es sencillo. Se pueden instalar prefabricados en los polígonos industriales para que las chicas puedan llevar a cabo sus labores en mejores condiciones y el entorno no se vea degradado, crearse cursos de formación voluntarios que tengan en cuenta las habilidades adquiridas por las prostitutas para la reinserción laboral de aquellas que así lo deseen, ayudarlas con becas para que estudien, prestarlas un servicio de asesoría legal gratuita... son medidas que considero realistas, que darán una buena imagen del político que las promueva, de implementación sencilla y económica, y que aunque no van al fondo del problema al menos mejoran la situación existente.

Legalmente, lo que habría que pedir en primer lugar es que no nos persiguiesen. Si no nos van a ayudar al menos que no nos perjudiquen. Un paso básico sería la derogación de las ordenanzas municipales que penalizan el ofrecimiento de servicios sexuales en la vía pública, ya que sólo traen más problemas y precarizan nuestra situación. A nivel de gobierno central habría que seguir por el mismo camino. Pedir la modificación del art 188 del CP que equipara el lucro consentido de la prostitución al ejercicio de violencia contra una persona para que se prostituya, exigir la derogación de la directiva 3/2000 de la Guardia Civil que les permite entrar sin orden judicial en cualquier local en que sospechen que haya trata y también establecer que la concesión de ayudas y del permiso de residencia a una "víctima de trata" no se vincule a la colaboración policial pues estas tres medidas, lejos de ayudar a las prostitutas, lo que hacen es respaldar los abusos policiales que tantas veces me han comentado las chicas y que tan bien conocen asociaciones como Hetaira, Genera y hasta Proyecto Esperanza. Soy totalmente contrario a dar más medios a la policía y endurecer el código penal, si lo que preocupan son las mafias habría que hacer todo lo posible por reducir el peso y poder del sector público. ¿Cómo puede combatirse a los "explotadores sexuales"? Reduciendo su número. Es sencillo de decir pero muy difícil de hacer, requeriría de una voluntad política sin precedentes por parte de un gobierno dispuesto a acometer profundas reformas estructurales. Considero que mediante un plan de jubilaciones anticipadas en los diferentes cuerpos policiales a la vez que se evita la incorporación de nuevos agentes sería posible disminuir el tamaño de las mafias que controlan la prostitución. Obviamente no vamos a llevar a la cárcel a nuestras autoridades, la única posibilidad mínimamente realizable consiste en debilitar su poder.

Por este mismo motivo de que toda propuesta, si verdaderamente se desea que pueda ser aplicada y no se quede en el mundo de la fantasía, ha de ser posibilista y partir de la realidad estoy a favor de que al menos en un principio la Ley no trate de modificar nada sino que se ajuste como un guante a la situación existente. Es lo que yo llamo el "legalizacionismo", legalizar las prácticas no acordes a derecho en las que incurre la administración. Es decir, si ya se están haciendo cosas, si se regula la prostitución de tapadillo, pues vamos a dar una cobertura legal a lo que ya existe. Aceptemos los hechos consumados y que si los poderes públicos no están actuando conforme a la legalidad pues un mal menor es que la Ley se adecue a la realidad.

En estos momentos el modelo de normativa de la que soy partidario no puede ni mucho menos tacharse de novedosa. Pretendo recuperar, con las evidentes actualizaciones y correcciones, la Ley municipal de Madrid del 30 de abril de 1859 que obligaba a las prostitutas a una inscripción obligatoria en un registro policial, al pago de una tasa municipal, a portar una cartilla higiénica pasando reconocimientos médicos semanales y a estar permanentemente localizada dando su domicilio de residencia a las autoridades (y ahora sería también su número de móvil). Prácticamente supone sólo obligaciones para las prostitutas y ningún derecho. ¿Es ésto lo que deseo, lo que me gustaría? No, para nada. Pero es lo que ya existe de facto y creo que daríamos un gran paso adelante al reconocerlo. Por una parte supone un reconocimiento pragmático del poder de las mafias de proxenetas (Ayuntamiento y cuerpos policiales), pero por otra al acotar sus competencias delimitando qué pueden hacer y qué no se estaría de cierto modo protegiendo a las prostitutas de la enorme arbitrariedad del poder público existente en estos momentos. Además, el dinero que a día de hoy acaba en los bolsillos de los funcionarios-rufianes sería de gran utilidad al resto de la sociedad: en su época, a mediados del XIX, los ingresos que obtenía el Ayuntamiento de las prostitutas suponían casi la mitad del gasto público en sanidad. Una ordenanza semejante, si verdaderamente se cumpliese, beneficiaría a la ciudadanía en su conjunto: las prostitutas estarían más cerca de ver reconocida laboralmente su actividad al pagar los tributos de manera oficial y no oficiosa, los ciudadanos las respetaríamos más al disfrutar de sus contribuciones al bienestar colectivo y las autoridades políticas podrían esgrimir a su favor que de una vez y por fin han solucionado este eterno problema. ¿Por qué no se hace? Está claro, hay intereses en juego, unos cuantos se perjudicarían porque dejarían de recaudar un dinero en negro muy suculento.

A largo plazo desde luego que comparto las tesis de los pro-derechos. Ni impuestos especiales, ni registros de prostitutas, ni controles médicos obligatorios... yo soy un declarado partidario del laissez-faire. Ahora, el objetivo más inmediato que tenemos es el de usar la Ley para protegernos de las autoridades poniendo coto a sus desmanes. Una regulación reglamentarista es mejor que una no-regulación que no significa que las prostitutas no tengan obligaciones, sino que no existe medio alguno para limitar la acción de los poderes públicos.

Para terminar reproduzco la entrada que escribió hace un par de semanas Paula VIP, la presidenta de APROSEX. A ella la debemos el histórico logro de haber llegado a ser escuchados por un representante político (Albert Rivera vino a una de nuestras reuniones) y ahora también en una institución tan relevante como es el Parlament de Catalunya. Muchísimas gracias, Paula.



Por Paula VIP - 24/10/2012



Esta mañana, junto a mi compañera y amiga Miriam , hemos asistido a la que ha sido ya, la primera de nuestras entradas en el Parlament de Catalunya, invitadas por el grupo parlamentario Ciutadans de Catalunya ,C´s.

Dos horas y media de reunión, en la cual, hemos podido exponer a nuestro interlocutor, Miguel Ángel Medina, asesor del Grup Parlamentari de C´s, nuestras peticiones, nuestras preocupaciones, nuestras reivindicaciones y también, por supuesto, la indiferencia y el maltrato al que someten a nuestro sector laboral, lobbys abolicionistas e instituciones públicas.

Como bien sabéis, hoy por hoy, Ciutadans es la única plataforma política que defiende el libre ejercicio de la prostitución y exige su regulación. Pues bien, Ciutadans da un paso al frente y solicita a APROSEX un texto profesional y elaborado desde las/los propias/os miembros de nuestra Asociación, para que juntos, confeccionemos el que será su proyecto sobre regulación de la prostitución en su programa electoral.

Paula VIP, presidenta de APROSEX, respalda a Ciutadans. Sólo unos "outsiders" de la política como ellos podían acercarse a un grupo tan estigmatizado como es el de las prostitutas.



No queremos lanzar las campanas al vuelo, pero sí estamos francamente encantados de que, por fin, un partido político con representación parlamentaria, se atreva a hablar con las/los profesionales del sexo de pago, sobre aquello que demandamos y precisamos, directamente con nosotras/os .

Las elecciones están a la vuelta de la esquina y hay mucho trabajo que hacer. Somos conscientes de que, APROSEX es una Asociación tremendamente joven y tremendamente falta de recursos económicos, pero no de recursos humanos. Charlas, debates, talleres, apariciones en prensa, radio y televisión, han hecho de nuestra pequeña asociación, toda una joven maestra que, sabe lo que quiere y sabe con quién lo quiere.

Hoy, con todo el revuelo en nuestro país y en Europa, con las mafias presentes en tantos estamentos, políticos salpicados y otros directamente embadurnados por la corrupción y con tanta decepción y crisis en las familias españolas, muchos hombres y mujeres, se decantan por ejercer nuestro noble oficio. Y cada vez, la oferta es más amplia. No comprendemos cómo, un Gobierno que nos hunde en la miseria y obliga a quienes jamás hubieran imaginado verse en semejante momento de su vida, a ejercer la prostitución aún en contra de sus creencias y moral, a la vez, les persigue, les multa, les veja y les insulta.

No perseguimos un modelo perfecto, sólo aquel que vele por nuestros intereses en pos del bienestar de la mayoría. Pero también las minorías han de poder contar y más, cuando ellas, pueden aportar tanto en estos momentos tan lamentables que nos toca vivir.

Exigimos lo que nos corresponde como trabajadores y asumimos nuestros compromisos como contribuyentes, pero antes que nada, los derechos. ¡Y por fin!, alguien que representa también a Catalunya, nos representa también a todo nuestro sector laboral. Sin victimismos, sin aspavientos, sin griterío, ni algarabías. Con sentido común y sentido de la responsabilidad ciudadana.

Hoy APROSEX, comienza su andadura con Ciutadans porque ya tenemos un partido que nos representa y que nos trata como a iguales en todos los sentidos. Hoy por fin, ya no tendremos que decir más, aquello de “Folláis con Nosotrxs, Votáis contra Nosotxs”. Echamos de menos, que otros partidos no se sumen a la misma iniciativa.

Tenemos la responsabilidad civil, putas y puteros, empresarios, dueños de directorios, de clubs, comerciantes, vecinos, actores y actrices porno, webcammers, salones de masajes , apartamentos por horas y en general, todas aquellas personas y/ó empresas que, mantienen un puesto de trabajo gracias al ejercicio libre de la prostitución, de votar a los partidos que quieran representarnos en el Parlament para que, nuestro voto, por fin, no carezca de voz. APROSEX



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