domingo, 6 de marzo de 2011

¿Qué es ser puta?, por Samantha Mar

Samantha Mar es una chica que ejerce la prostitución en México y tiene un blog que os animo a visitar. Cada vez son más las prostitutas que se muestran públicamente y ofrecen sus testimonios para romper la inmensa cantidad de mitos e ideas preconcebidas que existen sobre ellas.

Cuando te cogen confianza te cuentan que ciertamente al principio estaban espantadas, que tenían muchos temores y pasaban una vergüenza horrible... ¡pero que eso se pasa! Después van viviendo el sexo de pago cada vez con mayor naturalidad, muchas veces disfrutando de él y es que, como decía hace un par de días mi nueva chula (es como llamo a mi favorita, a la chica con la que más me atiendo), "los clientes me han tratado superbien". Eso es algo en lo que coinciden casi todas las chicas con las que he hablado, lo cual contrasta con el discurso abolicionista que asegura que nos comportamos como auténticos cafres.

Especialmente quiero incidir, como ya sabéis todos los que soléis leer este blog, en el aspecto emancipatorio y transgresivo de una sexualidad que desborda los cauces tradicionales. Como afirma "Samy" la prostitución es (o puede ser, si queréis que matice) un antídoto contra la timidez y miedos que suelen limitarnos. Mientras los sectores contrarios a ella denuncian que éste es un mundo de violencia, esclavitud y sumisión lo que nos encontramos en los relatos de las propias prostitutas es placer, libertad y goce mutuo.

Como apunte final he de aclarar que tampoco quiero idealizar esto, hay chicas a las que las cuesta mucho abrirse y esta vida no acaba de convencerlas. Si esto no es lo suyo no pasa nada, a diferencia de otros trabajos que te encadenan de por vida con éste es sencillo reunir dinero rápidamente y dedicarse a otra cosa. Por regla general una chica a la que la prostitución la desagrade no va a permanecer en esto mucho tiempo, tanto por ella misma como porque el mercado la expulsará de manera automática (no fidelizará a los clientes).

Dedico el texto a todos aquellos que dramatizan este mundo, en especial a mi querido asturiano:



Quiero sentir placer, quiero que mi cuerpo se estremezca, tiemble y explote en el delicioso delirio de la pasión.
Quiero mostrarme, atreverme, tocarme y con eso provocar deseo en el que me admire.
Quiero que mi timidez se vaya, soltarme el cabello y desnudarme.
Quiero que vean, toquen, exploren mi cuerpo y se sumerjan en mí.
Quiero disfrutar no ser un cuerpo inherte.
Quiero que se desborden mis emociones.
Quiero cumplir tus fantasías y realizar las mías.

La buena puta sabe disfrutar y hacer disfrutar. Como un buen empresario, es capaz de convertir un reto en una oportunidad y de ganar dinero a la vez que satisface las demandas sociales. Y es que en su esencia la prostitución no difiere del capitalismo en el sentido de que logramos ser útiles a los demás a pesar de que en principio no buscamos más que nuestro provecho personal, ¿será por esto por lo que la izquierda ve con tan malos ojos al puterío?



Porqué?
Por que me gusta el sexo, me gusta gozar, que me gocen, me gusta el dinero y los placeres que ofrece esta vida.
Me gusta sentirme atrevida, sensual y deseada cuando voy por la calle y cuando estoy con un hombre en la cama.
Me gusta la variedad, lo exótico, lo extravagante y todo lo que me parezca divertido.
Me gusta la libertad.
Quiero sentir el poder de endurecer tu falo con tan solo mirarme.
Quiero sentir que se siente ser poseída por extraños y que me paguen por eso, me excita mucho la idea.
Quiero saber que se siente ser bien puta y gozarlo.
Podré???



Otro gran artículo de una prostituta lectora de este blog:

· La prostituta y sus clientes, un texto de Natalia Cervantes

9 comentarios:

svpam dijo...

Preciosísima la foto ecchi ^^.

Ya conoces mi punto de vista. Lo que asusta de la prostitución, entre muchas otras cosas, es que una mujer no ancle su sexualidad a un solo hombre, o no establezcan como condición sine quanum para tener sexo, el estar enamoradas.

Cuando una mujer se acuesta con quien le apetece, sea o no cobrando, lo primero que se le dice es: Ningún tío te va a querer, jamás vas a encontrar amor auténtico, los hombres no te van a respetar.

Por eso lo clientes como tú, que respetáis a las prostitutas, no ejercéis esa labor punitiva que la sociedad espera de vosotros. Por eso se os menosprecia también.

Lilith dijo...

Hola cliente, el hecho de ser de la calle o vip hace que se tenga una vision distinta del oficio.
para algunas podra ser muy liberador, pero para otras no deja de ser una joda, pero por muchas circunstancias no pueden dejar de ejercer.Creo que la que atiende 20 clientes al dia, la que esta parada en la calle con frio, la que dio postivo en papiloma pues no se siente muy sensual. Ni tampoco cuando aunque cobres caro, llegas a una habitacion de hotel y te abre un tipo horrendo, y ni modo trabajo es trabajo.

"lo que nos encontramos en los relatos de las propias prostitutas es placer, libertad y goce mutuo."

Creo que la afirmacion es un tanto arriesgada, pues tambien hay prostitutas que denuncian que la prostitucion es algo muy duro y muy dificil. Ami me parece genial que las chicas tengan blogs porque derriban mitos, pero tambien algunas veces dan la imagen de que ser puta es algo super padrisimo, super divertido, y no es asi, pero al ser los blogs parte de su negocio, pues no van a decir muchas veces las cosas malas.Fantasia, parte de este negocio es fantasia.

El poema me parece muy bonito, la chica escribe bien, si ella siente asi y vive a si la prostitucion en hora buena! pero no es una reaidad para todas las prostitutas, para algunas no deja de ser triste/feo tener que ser puta, pero no les queda de otra, para mi por ejemplo ser puta fue solo un escalon para salir del bache, ni me hizo sentirme mas libre sexualmente, ni mas deseada,apesar de tener clientes afianzados que se gastaban su lanota conmigo, e incluso llegue a disfrutar encuentros, aunque en otros casi me tapaba las narices del asco. El estereotipo de la puta alegre, mega cachonda, de miles de orgasmos, me parece bien chafa, pues la gente creee que ser puta es muy facil, y no se dan cuanta de los abusos, discriminacion, agresiones que las putas soportan.

Ser una buena puta, que es realmente ser una buena puta?

asturiano dijo...

1ª Parte:
Lo siento Cliente X, pero me parece que la postura que mantienes con respecto al fenómeno de la prostitución es la de alguien ha pasado a idealizar dicho fenómeno.

-En este sentido suscribo completamente la crítica que te hace Lilith, y sobre todo enfatizo algunos de las cosas que ella te dice (que son perfectamente aplicables para cómo se da la prostitución en España):

"pero tambien algunas veces dan la imagen de que ser puta es algo super padrisimo, super divertido, y no es asi, pero al ser los blogs parte de su negocio, pues no van a decir muchas veces las cosas malas.Fantasia, parte de este negocio es fantasia."
[...]
El poema me parece muy bonito, la chica escribe bien, si ella siente asi y vive a si la prostitucion en hora buena! pero no es una reaidad para todas las prostitutas, para algunas no deja de ser triste/feo tener que ser puta, etc."

-Yo que también he conocido la prostitución de primera mano (lo mismo que Lilith o que tú, no te olvides) me sorprendo cuando escucho referirse al fenómeno de la prostitución de determinada manera a personas españolas muy jóvenes, como ocurre con svpam.
Aparte, de haber leído bastante sobre prostitución, yo conocí --durante los años que me moví en el ambiente-- diferentes realidades de personas (mujeres, un travesti, y un par de chicos), y me atrevo a afirmar que:
1) prácticamente todas esas personas estaban en situación de prostitución porque problemas de una cierta gravedad les había abocado a ello.
2) casi nunca disfrutaban del sexo o sexo-afecto que tenían que mantener con los hombres que les pagaban por ello; muchas veces, en cambio, les escuché testimonios en la dirección de que para ellxs era un trabajo (una forma de obtener ingresos).
3) Pude vivenciar situaciones de cierta incomodidad, de alteración del ánimo, o de malas respuestas por parte de las mujeres en algunos de los casos en los que yo acudí como un cliente al uso (pidiendo sexo).
4) Las condiciones de ejercicio de tales personas no siempre eran cómodas o fáciles (conocí pisos de 24 horas; mujeres que llevaban muchos días sin poder salir de los pisos y que tenían que aguantarse; largos horarios; explotación y abuso por parte de lxs dueños de alguno de esxs pisos.

Sigue...

Anónimo dijo...

Continuación...
5) Y asimismo [y esto se lo digo a svpam]: En algunos casos que conocí, las chicas o mujeres (treintañeras, cuarentonas) en sus primeras relaciones pagadas con hombres (clientes) sí pudieron disfrutar de las mismas (quizás en parte debido a esa fantasía que tienen algunas mujeres de que un hombre les pague por tener sexo -probablemente como compensación por algo), pero creeme svpam si te digo que, al cabo de cierto tiempo, acontecidas un cierto número de relaciones sexuales pagadas, la inmensa mayoría de esas mujeres ya dejaban de tener esa percepción de cierta satisfacción y para ellas la prostitución pasaba a convertirse en algo rutinario, seguramente en una ocupación que ellas tenían que realizar si querían conseguir unos determinados ingresos económicos.
Así que svpam entiende que lxs que sabemos un poquito más que tú sobre prostitución, neguemos la mayor (que tú pareces haber asumido):
"Cuando una mujer se acuesta con quien le apetece, sea o no cobrando, lo primero que se le dice es: Ningún tío te va a querer, jamás vas a encontrar amor auténtico, los hombres no te van a respetar."

Porque lo de "la prostituta feliz" es un tremendo mito en la inmensísima mayoría de los casos de prostitución que han existido y que existen, por la sencilla razón de que cuando una mujer (o un transgénero u otro hombre) cobra a un hombre por acceder a tener sexo con él, no está teniendo sexo con quien le apetece, sino fundamentalmente con quien le paga.
Y no entender la diferencia entre una sexualidad en la que participa un otro, que es (o al menos puede ser) una relación verdaderamente libre y deseada, de una relación sexual condicionada y asimétrica, en la que el partenaire no ha sido elegido ni deseado verdaderamente por una, es un completo disparate (y a mi juicio también) una manera de auto-engañarse y de pervertir el significado de la libertad individual. Y un claro signo (también) de hasta que punto se ha banalizado la sexualidad en nuestra sociedad.
Así que, svpam, con veinte años que tienes no te creas con la obligación de tener que saberlo todo y escucha un poco más a las personas que contando más años, pueden tener algo más de experiencia y/o conocimientos de la que tú puedes tener en ciertos temas.
La crítica que haces en relación a como este colectivo resulta estigmatizado de manera específica me parece bien, no obstante, y la comparto en gran medida.

Anónimo dijo...

De asturiano:

Léase este breve testimonio de un varón argentino (me parece de lo más cuestionador, sin ser abolicionista):

http://www.topia.com.ar/editorial/libros/ir-putas

Cliente X dijo...

Si lo que yo os diga... lo sabía, lo sabía, lo sabía. Vamos a ver, frente a la imagen que se da de la prostituta como una mujer forzada, que odia su trabajo y a sus clientes, he querido contraponer la de la "prostituta feliz" que NO ES UN MITO, sino que existe y es más frecuente de lo que cree la gente que no conoce la prostitución o sólo ha tenido un contacto muy ligero con ella. Por supuesto que no a todas las fascina lo que hacen en todo momento, ya he dicho cómo muchas abandonan o se limitan a hacer lo mínimo de lo mínimo (a estas yo las llamo "las funcionarias").

Algo que tb os querido trasladar a lo largo de las docenas de entradas que llevo escritas es que el principal inconveniente de las chicas no es tener que acostarse con extraños por dinero. No las supone mayor problema, a excepción de que el cliente sea particularmente sucio, esto está entre lo que más las molesta. Por ello uno de los consejos más elementales para el putero es: AGUA Y JABÓN (parece mentira que tenga que decirlo pero hace falta).

Aquello que más las suele preocupar es la falta de trabajo, la competencia (desleal) de otras chicas, los abusos y extorsiones policiales y el estigma y menosprecio social que las obliga muchas veces a llevar una doble vida. Por eso cuando las abolicionistas dicen que el dinero que ganan "es rápido pero no fácil" hay que responder que esa afirmación es cierta, pero no necesariamente por la actividad de prostituirse en sí misma.

Porque en su esencia la relación sexual con una prostituta no es diferente q la que puedes tener con cualquier otra mujer. Una vez que entras con ella sois dos adultos que hacéis lo que AMBOS acordáis. Asturiano, tú le criticas muchas cosas a svpam pero ella, a pesar de lo joven que es, ha vivido cosas que tú no. Tú tienes muy idealizada las relaciones fuera de prostitución porque no las has conocido, sólo has tenido sexo con putas, y por ello podríamos decir que hasta eres más PUTERO que yo.

Respecto al texto del amigo de VOLNOVICH pues es típico de quien, como vengo diciendo en multitud de ocasiones, reflexiona sobre este mundo sin conocerlo. Él lo reconoce, nunca ha ido de putas y mantiene graves prejuicios hacia la prostitución, por supuesto es incapaz de entender la relación directa que hay entre liberación sexual y prostitución. Su amiguito psicólogo nos psiquiatriza, qué bien que sacas el tema porque tengo que escribir sobre esta tendencia cada vez más frecuente a criminalizar y patologizar al putero.

A ver si mañana, que tengo tres horas libres, actualizo.

Hetairomano dijo...

Cliente, estoy de viaje por Sudamerica. Las colombianas no solo son preciosas y con un acento de los mas bonitos (con el mexicano) sino que son el equivalente en Sudamerica de las inglesas en Europa. Por lo golfas que son. Me refiero tambien a las no-prostitutas.

asturiano dijo...

Como contrapunto al texto de Natalia Cervantes, dejo un resumen (extraído de una noticia del blog de Paula Vip) en el que se deja constancia -creo que bastante claramente- de que la prostitución es vivenciada por las mujeres que la realizan mayormente como una ocupación o un trabajo que realizan con quienes las pagan (los hombres que son sus clientes).

"...En el bando partidario de la legalización predominan las personas que trabajan con prostitutas sobre el terreno, que les buscan soluciones y que comparten sus problemas. El grupo que prefiere la abolición presenta un discurso más teórico, basado en citar listas de derechos humanos y tratados internacionales. Es quizá la diferencia más sorprendente. Le pregunté a Gemma Lienas, autora del libro Quiero ser puta (Península), que aboga por la abolición de la prostitución, por qué no había incluido ningún testimonio de prostitutas en su obra: “Porque lo encuentro, cómo te lo diría, sensacionalista”, me dijo. A continuación, sin embargo, me contó el caso de una prostituta que lo había pasado muy mal. Debo decir que todas las prostitutas con las que hablé -incluida Beatriz- me las proporcionaron las mujeres del bando favorable a la legalización. Pero también debo reconocer que desde el otro bando me citaron en poquísimos casos las palabras de las interesadas, y en algún caso me advirtieron con razón y celosamente sobre el tipo de testimonio que me podían ofrecer las prostitutas con las que me habían puesto en contacto desde el otro grupo.
Sí es un trabajo
A todas las personas que he entrevistado les he preguntado por qué una mujer se dedica a la prostitución. Todas me han dicho que por necesidades económicas. “Ninguna te dirá que lo hace por gusto”, me dijo Blanca, una prostituta de 65 años. Las posibilidades laborales de una mujer inmigrante irregular -y la mayoría de las prostitutas lo son- están muy limitadas. Más allá del servicio doméstico de todo tipo, hay pocas oportunidades. La prostitución ofrece más dinero y un horario laboral compatible, por ejemplo, con hijos pequeños. La prostitución implicaría por tanto la decisión de la mujer que la ejerce, entre las pocas posibilidades que tiene a mano. Este es el argumento más repetido entre las mujeres que aspiran a la legalización: si una mujer decide ser menos pobre y quiere utilizar para ello sus “facultades sexuales”, no debemos prohibírselo, sino ayudarla, dicen.
Mercè Meroño, coordinadora del servicio Àmbit Dona de la ong Àmbit Prevenció, cree que “es una decisión; de las cosas que puedes hacer, escoges esa. No estamos en una situación ideal y gracias a un trabajo como ese se puede tirar adelante una familia; es una vía de autonomía para muchas mujeres”. Por ello, para Meroño se trata de un trabajo más: “Si quitamos la paja, qué queda: un acuerdo entre dos personas adultas”.
Lourdes Perramon es una religiosa de la orden de las Oblatas que dirige el centro El lugar de la mujer en el barrio del Raval de Barcelona. Es uno de los testimonios más impresionantes que he recogido: “No es cuestión de corroborar una teoría -dice Perramon. La sociedad es compleja y es difícil elaborar una sola teoría. Hay que dar apoyo a todas, tanto a las que lo quieren dejar como a las que quieren continuar”. Las prostitutas que acoge Perramon utilizan el verbo “trabajar” con naturalidad: “Voy a trabajar”, dicen, con lo que así ellas deben verlo. Otras ven su labor como algo más que sexo: “Hacemos de psicólogas”, le dicen a Perramon. Unas de las prostitutas con quien he hablado, Blanca, dice: “Les tenemos que escuchar a los clientes sus cosas personales, sus vivencias. Yo les digo lo que haría en mi caso. Les vas conociendo cada vez más [se refería a clientes asiduos]. A lo mejor es algo que no se lo comentan ni al vecino. El acto sexual es a veces lo que menos importa”.
Sigue...

asturiano dijo...

Viene del anterior...

¿Pero la prostitución es un trabajo como cualquier otro? Esta es la pregunta más difícil que deben responder las partidarias de la legalización. “No lo es, dice Lourdes Perramon. Es más difícil separar el ámbito personal del trabajo. Quien no es capaz de distinguir se ‘siente sucia’. Quien en cambio distingue, pues muy bien: hacen un papel y se quedan tan tranquilas. Depende de la manera de ser, de los valores, de las creencias”.
Las connotaciones de la palabra “puta” como insulto gravísimo para una mujer perjudican sin duda las aspiraciones sociales de las mujeres que se dedican a la prostitución: “El peor insulto para una mujer es ‘puta’; para un hombre es ‘hijo de puta’. Este es el trasfondo que funciona. Con ‘maricón’ hemos cambiado el chip. Con puta hay que hacer lo mismo”, cree Perramon. Sin ánimo de comparar, el cambio de actitud social ante la comunidad gay es algo que he oído a menudo. Dice por ejemplo Blanca: “No aceptan a las trabajadoras sexuales de toda la vida y en cambio se aceptan los matrimonios de gays y lesbianas y les dan derechos que no tenemos nosotras. Somos muy modernos para aceptar esto, pero prehistóricos y falsos a la hora de aceptar el trabajo sexual como algo normal”."

http://elblogdepaula.com/2011/03/%C2%BFla-prostitucion-es-un-trabajo/comment-page-1/#comment-9993

-Leer cosas como ésta pienso que debería hacer reflexionar a la mayoría de los hombres que son clientes de sexo de pago y se auto-engañan mistificando las relaciones en prostitución. Para mí es un recordatorio de cómo me engañe por momentos con respecto a la prostitución y es como una bofetada en la cara.

Por esta razón yo puedo estar de acuerdo con la protección de derechos fundamentales (incluídos algunos "laborales") de las personas que están dedicándose a esta actividad (prostitución), pero no de su normalización como un trabajo más (entre otras cosas porque quien define lo que es o no es un trabajo en cualquier actividad del sector 'servicios' no es exclusivamente el colectivo de personas trabajadoras, sino también quienes consumen tales servicios (la clientela de los mismos)...